POR SIEMPRE DISTINGUIDA
Vuelve La Ribot con ‘DIEstinguished’, un nuevo episodio de sus célebres piezas distinguidas, su proyecto de vida. Esta semana, en Teatros del Canal y en abril, en el Teatro Nacional de Cataluña. Hablamos con ella…
Texto_OMAR KHAN Fotos_ AHMAD MOHAMMAD / NICOLÁS MONTANDON
Madrid, 30 de enero de 2024
Las piezas distinguidas suponen el núcleo y centro de la obra de La Ribot (Madrid, 1962). Son su trabajo de vida, la gran obra de pequeñas obras que recogen y expanden sus preocupaciones de artista, el libro en el que se lee su discurso, el lugar donde se manifiestan sus obsesiones -como las sillas plegables- y se verifican sus constantes -como colocar el cuerpo en el centro de su investigación-. Empezaron a fraguarse en los años noventa como brevísimos unipersonales en serie, en los que exponía su cuerpo, con frecuencia desnudo, y articulaba acciones muy directas y transparentes en sus intenciones. Solas, emparejadas, agrupadas en series o a modo de retrospectiva traspasaron el siglo y aunque han sufrido transformaciones (en algún momento dejaron de ser unipersonales, en otro perdieron su brevedad) las sigue produciendo. DIEstinguished es la más reciente pero casi con toda seguridad, no será la última.
Este nuevo episodio, tras más de cincuenta, que se verá esta semana, los días 02 y 03 de febrero, en los madrileños Teatros del Canal y el Teatre Nacional de Catalunya, de Barcelona, en abril próximo, conecta de manera muy directa con La bola, trabajo reciente que fue la performance central de la exposición La Ribot a escala humana, una suerte de revisión de su obra que se inauguró en Madrid, en 2022. La bola, montada para tres performers de La Ribot Ensamble, parte de una instalación hecha con incontable cantidad de ropa regada por el suelo, sobre la que el trío se mueve como una masa a medida que va vistiéndose y desvistiéndose con las prendas que se atraviesa en su trayectoria. Aquella acción era, según explicó La Ribot en su momento, “constate, frenética, indetenible y conectada con el tiempo inexorable de la vida”.
En DIEstinguished emerge también una nueva variante en el uso del vídeo, otra de sus constantes. El espectador podrá seguir la acción en directo y al mismo tiempo verla en su propio móvil, que registrará en tiempo real lo que recogen las cámaras ubicadas en distintas partes del cuerpo de los intérpretes de La Ribot Ensamble.
Fascinada por lo interdisciplinar, La Ribot presenta su trabajo indistintamente en teatros, museos, galerías y espacios no convencionales, en tanto que la suya es una obra intencionadamente inclasificable que puede ser vista como danza, performance, obra plástica o creación audiovisual. A poco que busquemos sobre precursores y defensores de las llamadas Artes Vivas, su nombre aparecerá entre los primeros. Sus inicios en Madrid en los años ochenta, desde colectivos como Bocanada Danza o UVI La Inesperada, hoy son estudiados como el (tardío) arranque de las vanguardias, la performance y las Artes Vivas en nuestro país. Incomprendida por aquí en su momento, se fue a Londres, ciudad donde comenzó las piezas distinguidas. De allí, a Suiza, donde sigue desarrollando su trabajo.
Las más prestigiosas instituciones del arte en Europa le han rendido homenaje, ofrecido retrospectivas y producido sus creaciones. Solamente por citar, el Pompidou, el Théâtre de la Ville de París, el Centro Reina Sofía, el Mercat de les Flors, la Tate Modern…
La Ribot ha obtenido máximas condecoraciones: Premio Nacional de Danza (España, 2000), Gran Premio de la Danza (Confederación Helvética, 2019), León de Oro Honorífico (La Bienal de Venecia, 2020). Recientemente ha estrenado LIVEstinguished para el Bassel Ballet.
Adicionalmente, el estreno madrileño de DIEstinguished coincide esta semana con la publicación del libro La Ribot. Distinguised Anyways (Editorial Turner), que recoge la experiencia de la Real Academia de España en Roma el día en que La Ribot asaltó el edificio de esta institución con distintas performances en sus espacios, en la celebración de los 150 años de la institución. El texto principal viene firmado por Estrella de Diego, comisaria de la exhibición, y fotografías de Christian Lutz.
¿Qué nos ofrece en DIEstinguished?
La serie distinguidas principalmente aborda la idea de transformación, el movimiento perpetuo, la idea de saturación. DIEstinguished una pieza saturada de acción, de colores, de movimientos perpetuos, que resulta muy abstracta. Está basada en La bola, mi trabajo anterior, pero aquí aparecen mucho más exagerados esos principios de saturación y transformación.
Asegura que este nuevo episodio de las distinguidas, de alguna forma, tiene su origen en La bola. ¿Es frecuente que un trabajo estrenado sea la base del próximo?
Trabajo mucho con la memoria que necesariamente implica volver hacia atrás, aunque el interés sea siempre lo que vivo en el presente. Las distinguidas son un proceso que lleva treinta años y aún no acaba. Tengo la sensación de que cada nuevo proyecto es nuevo pero al final, siempre viene del anterior. Eso es el lenguaje ¿no?... me ocurre que cuando estoy creando una pieza siento que es la que tengo que hacer, como si estuviera ya escrita y debo ir liberándola. No es tan místico como un mandato, pero sí una sensación de necesidad, de que tengo que hacerla.
En su nuevo trabajo los bailarines llevan cámaras como extensiones de parte de sus cuerpos y el espectador podrá ver esta perspectiva desde sus smartphones…
No es nuevo. Es una profundización en el trabajo interactivo con el uso de la cámara. En esta ocasión es la del móvil, que permitirá al espectador ver la pieza en directo y también desde la pantalla de su smartphone, pero no para vivirla como una experiencia visual. Lo que me interesa es hacerle vivir la danza desde un punto de vista ubicado en el cuerpo de los bailarines, y así ofrecerle dos perspectivas del mismo hecho, que se pueden convertir en muchas perspectivas, en las que en cada momento se puede ver lo mismo pero de una forma diferente, que puede variar muchísimo entre un espectador y otro, entre objetivo y objetivo.
Como ha dicho, son ya treinta años de piezas distinguidas ¿qué permanece en cada una de ellas?
En el corazón de todas las distinguidas late la interdisciplinariedad, donde no hay una jerarquización por importancia de la música, el movimiento, la acción o la plasticidad, lo que da acceso al espectador a esa experiencia muy mental, emocional y física que vive el artista que baila, actúa y hace las acciones. Supone un cuestionamiento del arte en el mundo, un para qué sirve todo esto, un por qué lo hacemos y me gusta incluir al espectador en estas interrogantes.
En un principio había propietarios distinguidos, que compraban y se apropiaban de cada una de las creaciones…
Ha dejado de interesarme seguir con esta práctica, pero en los noventa hubo un intento de mercantilizar ese momento efímero en que ocurría cada pieza distinguida. Ya no lo hago de esa forma pero sigue existiendo esa pregunta sobre lo que cuesta, sobre cómo valoramos estas acciones...
Durante sus inicios, en Madrid, tuvo interés por el ballet, por una danza más convencional…
Sí. Pasé mucho tempo con Carmen Roche y Víctor Ullate pero lo tomé como un buen training. Siempre supe que me inclinaba hacia el contemporáneo pero me sigue gustando la técnica del ballet. Lo que pasa es que es un mundo tan jerárquico, tan dictatorial, tan antiguo y machista que nunca pude comulgar con sus valores a pesar de que lo puramente físico me interesara. Es verdad que ahora tienen intérpretes con otro tipo de formación, y si acabo de montar LIVEstinguished para el Ballet de Bassel es porque me sigue gustando un bailarín o una bailarina con un cuerpo entrenado que se mueva bien, aunque los valores del ámbito del ballet todavía me sigan pareciendo aburridos y antiguos.
Y… ¿qué tipo de bailarines necesita para sus proyectos con La Ribot Ensamble?
Me interesa la belleza del cuerpo concentrado en hacer algo físico, es un proceso muy bonito cuando consigo que nos concentremos y hago aparecer un abanico de distintas disciplinas en esos cuerpos. Dependiendo del proyecto, necesito bailarines muy distintos. Me gusta tener a actrices que conmigo empiezan a descubrir que son bailarinas. A veces me gusta tener bailarines muy técnicos, como esos con los que he trabajado en Basilea porque disfruto cuando empiezan a mutar hacia otras cosas, hacia otros ámbitos... y es que me interesa mucho lo interdisciplinar. En el proyecto Happy Island [creada para la compañía inclusiva de Portugal Dançando com a Diferença, 2018] estuve muy entregada porque tenía figurantes amateurs con síndrome de down.
En los años ochenta comienza a hacer una danza experimental en Madrid que no fue muy comprendida ni aceptada. ¿Guarda rencor por esta actitud de su propia ciudad?
No. Rencor ninguno. No sé si se entendía en Madrid lo que yo hacía, yo creo que sí, aunque no todo el mundo desde luego y a lo mejor la gente de la danza era la que menos. Pero en esa primera etapa durante los años ochenta yo estaba experimentando en Bocanada Danza, junto a Blanca Calvo, y lo que hacía era muy diferente a lo que se hacía en los teatros de la ciudad. Ahora es diferente porque todo, tanto los artistas como el público y los puntos de vista, han cambiado. Bueno… ha cambiado todo menos los programadores y los políticos.
¿Qué significó Londres?
Significó el momento de las primeras distinguidas en los noventa, significó una explosión expansiva de mi trabajo hacia el mundo. Londres me permitió progresar en mi investigación, supuso el descubrimiento de otros artistas que hacían cosas como yo, que tenían inquietudes como las mías. En Londres me sentía arropada, comprendida, fue una enorme ventana al mundo…
Luego se marchó a Suiza…
Suiza fue una continuidad. Me ha ayudado a consolidarme, me ha dado muchos medios para poder trabajar. Me ha permitido vivir mejor como artista, supuso mejor calidad de vida. Estas ciudades han sido los lugares en los que he vivido pero he tenido mucho apoyo desde otros sitios. Francia ha sido muy importante en mi carrera. Muchos festivales europeos han producido mi trabajo, he tenido el respaldo de muchas galerías…
Hay muchos en España que dicen que Suiza nos robó a La Ribot…
Qué bonito. Eso lo tienen que saber los suizos. Los suizos me robaron a mí el corazón y me robaron todo. Es un país magnífico, me han otorgado un premio que es el mayor reconocimiento que le dan a un artista allí. Pero nunca me fui del todo de España. Siempre he venido, he estado en contacto y me gusta traer mis creaciones. Es muy poco lo que he hecho que no se haya visto aquí. Aquí he tenido mis productoras, mi galería. Aquí hay muchos amigos, gente cercana a mi trabajo. Todo el engranaje de mis producciones tiene anclaje en España.
¿En qué proyectos está trabajando?
Tengo algunos estrenos este año, son tres proyectazos que todavía son confidenciales… pero estaré mucho por España. Tengo estas funciones en el Canal y en el Teatro Nacional de Cataluña. Luego volveré a Madrid, ésta vez a Condeduque. Hay algo por ahí con mi galería. También rodaré una película experimental de ficción que tengo escrita desde hace muchos años… se me acumulan los proyectos, estreno muchas cosas y eso hace que mi vida sea más irregular. Me he convertido en irregular, cosa que en realidad, tampoco me molesta…
