ANA MORALES CELEBRA LA CIUDAD DE SEVILLA
Junto a Andrés Marín, los premiados bailaores celebraron la ciudad como Capital Europea del Turismo Inteligente. Esta colaboración ha sido solo el principio. Sobre flamenco hoy, este proyecto y otros hablamos con ella...
Texto_BEGOÑA DONAT
Madrid, 28 de marzo de 2023
Los últimos galardonados con el Premio Nacional de Danza marcaron un hito, la coincidencia en el reconocimiento a dos artistas del flamenco. Tanto Andrés Marín, que fue reconocido en la modalidad de creación, como Ana Morales, que lo fue en la de interpretación, son artistas que lo practican en los márgenes. Este pasado viernes, ambos colaboraron en un dúo desarrollado ex profeso para celebrar el nombramiento de Sevilla como Capital Europea del Turismo Inteligente, pero no será la última ocasión en que harán dialogar sus estilos en los que la tradición sustenta la ruptura. La bailaora nacida en Barcelona ya ha avanzado que está trabajando junto al que fuera su maestro en otra pieza breve donde probar sus sinergias. La intención es estrenar una propuesta larga en un festival del que todavía no adelantan coordenadas geográficas.
Morales vive un momento efervescente, con la compaginación de la gira de sus dos producciones Cuerda floja y Peculiar, con el proyecto sostenido con Andrés Marín y además dos nuevas propuestas, el recital Más que baile, programado en un festival de Madrid del que aún no puede dar el nombre y el estreno el 17 de septiembre en Ávila, en el marco de Escena Patrimonio, evento impulsado por Ciudades Patrimonio UNESCO, de Variaciones íntimas, un trabajo sobre la fragilidad, donde recuperará las partituras que su madre bailaba en los años 50, acompañada del pianista malagueño José Carra.
¿Cómo arranca el proceso creativo de un proyecto adscrito a esta celebración tan concreta?
Cuando nos lo plantearon, nos pareció muy adecuado hablar sobre la presencia de la tradición cuando abordas la vanguardia. Si trabajas bien la contemporaneidad, tanto en el baile como, por ejemplo, en la gastronomía, la raíz está muy presente. Así que queríamos que se viera algo muy cotidiano y de la calle, como las gafas de sol que luce Andrés, combinado con detalles que los espectadores pueden entender como tradición, caso del sombrero, la bata de cola, una onda en el pelo... Que nosotros trabajemos la desestructura del flamenco no quiere decir que no hagamos flamenco. Hemos presentado una imagen que contuviera a Sevilla, porque esta ciudad forma parte de nuestro imaginario, pero nuestro lenguaje tenía que ir acorde con la vanguardia. Y junto a esa sinergia visual, buscábamos habitar el espacio, crear volúmenes, servirnos de los silencios y de la presencia de un saxofonista que nos ha tocado por soleá desde la abstracción.
De cintura para abajo ha bailado flamenco y de cintura para arriba iba intercalando posturas de ballet y contemporáneo en los brazos. ¿Cómo consigue disociar así el cuerpo?
Llevo unos años trabajando la conciencia del movimiento, y eso me permite una mayor versatilidad en la forma articular y muscular, en la ligereza del movimiento, en la rapidez... Me interesa desestructurar la sonoridad y el paso sonoro con los pies, una herramienta muy construida en el flamenco como algo muy lírico y en continuo. Esa ruptura forma parte de toda la conciencia contemporánea que he ido adquiriendo para mimetizar e intercalarla con movimientos o herramientas del flamenco, para que mi cuerpo vaya por donde quiera.
De niña se fascinó por el flamenco viendo Sevillanas, de Carlos Saura, y luego tuvo la oportunidad de colaborar con él. ¿Cómo has vivido su desaparición?
Formé parte de la película Iberia y de un espectáculo titulado Flamenco hoy. Fue un maestro del cine, visibilizó el flamenco en la gran pantalla y acercó a mucha gente a este arte, incluso a mí. De pequeña, en Barcelona, no había nada digital, no existía YouTube, y la única película que me abrió esa puerta fue Sevillanas. En mi imaginario solo conocía a Merche Esmeralda y a Manuela Carrasco, que sale brevemente en esa película. Merche se convirtió en un referente absoluto al que seguí y di clase con ella durante mucho tiempo.
En una entrevista reciente afirmaba que su generación no es tan rupturista como la anterior, integrada, por, entre otros, Andrés Marín e Israel Galván.
El otro día estuve hablando con Andrés, que es un referente y un maestro, sobre la diferencia de edad, y concluimos que en mi generación hemos necesitado tener un recorrido claro en el que adquirir y comprender el flamenco desde la tradición para luego poder seguir abriendo ventanas y meternos en esa contemporaneidad. Así que a día de hoy mi generación está más cerca de la vanguardia, pero Andrés e Israel vivieron un momento social en el que venían de una estructura muy compuesta, del auge de un flamenco muy tradicional que vivieron con sus familias. Ellos aprendieron la tradición en casa y quisieron romperla de una manera real, desde una vanguardia muy abstracta. Nosotros no vamos a entender la vanguardia como ellos, porque no hemos vivido su momento social ni personalmente nos sucede lo mismo.
¿Qué momento social vive hoy día el flamenco, qué nos indica ese Premio Nacional de Danza concedido por primera vez a dos artistas adscritos a ese género?
Nos indica que trabajamos el flamenco desde el momento presente. Es un arte vivo y como tal, explora siempre los límites. En la música no se tienen tantos prejuicios como en la danza, que es más visual y directa. Nuestro baile no es como un disco que puedes ir escuchando en casa para ir comprendiéndolo. Pero entiendo que hay un presente muy convulso para todos y de manera personal, cada cual está explorando sus propios límites. No hay nada más auténtico y más de verdad que una persona mimetizada con el momento en el que está viviendo, sin recrear unas formas de un momento social que ya no existe.
Ha asegurado que si no le gustara tanto la creación sería una colaboradora especial.
Me encanta. Me gusta mucho colaborar con otros artistas por lo que aprendo y me aportan. Son propuestas breves en las que no tienes que desarrollar un concepto de un espectáculo con una secuencia entera. En lo personal no me gustan las cosas largas, ni los espectáculos ni las películas. Creo que para mantener la atención ha de haber algo muy potente y profundo. Me gustan las cosas buenas, de calidad y cortas.
