Ediciones susyQ

HOLANDA

A pesar de la reticencia de la derecha en el gobierno que, recelosos de las vanguardias, hicieron notables recortes en la otrora espléndida danza contemporánea de Holanda, apostando por instituciones más conservadoras como el NDT o el Het Nationale Ballet y haciendo desaparecer o reduciendo iniciativas más periféricas como los festivales Springdance o Something Raw, los holandeses siguen teniendo una notable infraestructura para la danza.

De ella hicieron alarde este verano en la celebración del Moving Meetings Dance, una plataforma para mostrar a un nutrido grupo de programadores internacionales la nueva danza que se hace en el país, todo enmarcado en el sorprendente y arriesgado festival Julidans, que dirige con acierto Anita Van Dolen. No obstante, a la luz del trabajo visto (casi todos de creadores noveles de la cantera de la prestigiosa SNDO, escuela para coreógrafos de Ámsterdam), queda en evidencia que los holandeses siguen la ruta (peligrosa) de una danza tremendamente experimental, críptica y en exceso intelectual, que conecta con cierta tendencia de erudición europea que parece querer dar la espalda a un público más amplio a favor de reducidos circuitos de acólitos, con discursos no siempre asequibles a unas audiencias aficionadas a la danza que no terminan de comprenderles. 
OMAR KHAN

En portada: Imágenes de la compañía francesa ExNihilo, en sus intervenciones en espacios públicos durante el Festival Nasim El Raqs de Alejandría (Reportaje en Página 23). Fotos: Yasmine Yussein
Fe de erratas. En la entrevista con Olga Pericet, de la página 35, dice que Manuel Liñán fue co-autor de Chanta la Mui, y en realidad debía decir Marco Flores. Además, el autor de la fotografía es Paco Villalta. Por ello pedimos disculpas.