Ediciones susyQ

PATALETA

Revuelo en Berlín. Precipitadamente y en plena campaña electoral, el potente Staatsballett, ente público alemán, notifica a Nacho Duato que no renovará como director artístico, al tiempo que anuncia el nombramiento para 2019 de Sasha Waltz, que compartirá la dirección artística con Johannes Öhman, que viene del Royal Ballet de Suecia.

La noticia sentó fatal a los 90 bailarines que se organizaron y elaboraron un comunicado de rechazo hacia Waltz, a quien no encuentran adecuada pese a haber creado piezas para el Ballet de la Ópera de París y el Mariinsky ruso. “Es comparable al nombramiento de un entrenador de tenis para ejercer de entrenador de fútbol”, rezaba un agresivo y virulento comunicado que recogió más de 3000 firmas de apoyo. La reacción resulta del todo sorprendente.

También cuestionable. Ya no quedan casi compañías exclusivamente de ballet clásico. La realidad escénica actual exige bailarines versátiles e inteligentes, abiertos a la diversidad y no entregados exclusivamente a los rigores del ballet. Cientos de bailarines del planeta darían cualquier cosa por trabajar con Waltz, así que de entrada rechazar esta experiencia - algo que encima ocurrirá dentro de tres años-, no es solamente prematuro sino muy corto de miras. Y por otro lado, cabría destacar que nunca estas decisiones han quedado en manos de los bailarines. Despreciar con tal vehemencia trabajar con la coreógrafa más destacada y reconocida del país parece más una pataleta de escolares que los criterios de una compañía profesional de primer nivel. OMAR KHAN

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En portada: Julio Bocca (Entrevista en página 18).
Foto: Consuelo Bautista