EL DISPARATE PERFECTO
Sorprendió y divirtió anoche al público madrileño Martin Zimmermann con el estreno de su disparatada 'Ein, Zwei, Drei', en Matadero, dentro del Festival Veranos de la Villa. Fuimos, nos reímos y ahora te lo contamos…
Texto_OMAR KHAN Foto_AGUSTÍN REBETES
Madrid, 16 de julio de 2022
Tiene su arte, dificultad y complejidad montar un buen disparate que esté a la altura, que sea de verdad, como dice el diccionario, “un hecho totalmente absurdo, equivocado o carente de lógica o sentido”. La excelencia en el disparate no genera sonrisas sino carcajadas. El disparate perfecto depara sorpresas, una tras otra, y la amplitud disparatada lo admite todo. Así que, sin venir a cuento, cabe sin problema terminar el espectáculo disparate con una versión muy libre de Proud Mary, de Tina Turner, y poner a todo el mundo a bailarlo.
Si eso parece disparatadísimo, entonces anoche ganó el creador suizo Martin Zimmermann, que trajo hasta Matadero su disparatada Ein, Zwei, Drei, que repite esta noche en el marco de los Veranos de la Villa. Vagamente trata sobre el arte contemporáneo y su mercado, también sobre las relaciones y sus dificultades, pero como es un disparate de los buenos, básicamente no trata de nada aunque dure una hora y media muy larga, porque otra cosa disparatada es que a estos chicos les cuesta un mundo desprenderse del escenario y poner fin a su disparate. La pieza se toma su tiempo para presentarnos, uno por uno, a sus tres personajes, tres clowns de muy diversa índole, aspecto y personalidad, que siendo acróbatas, showman, cantantes, bailarines y actores, irán chocando y compenetrándose a un tiempo durante toda la representación: Tarek Halaby, Dimitri Jourde y Romeu Runa, (muy bien) acompañados en ndirecto por el compositor y pianista Colin Vallon, que termina siendo una pieza clave en las atmósferas de las disparatadas secuencias.
Zimmermann, un veterano de las artes del circo, estudió decoración en Zúrich para luego especializarse en la Escuela de Circo de París. Durante años, hizo dueto con Dimitri de Perrot, con quien montó hace tiempo Chouf Ouchouf (vista en el Circo Price), una obra delirante para el mismo Grupo Arobático de Tánger que vendrá a los Veranos de la Villa los días 26 y 27 de julio próximos.
Una de las especialidades de Zimmermann (un viejo conocido del Teatro Central, de Sevilla, donde cultiva fans) es la escenografía, algo que se nota en Ein, Zwei, Drei, con su insólito y protagonista espacio escénico que es una auténtica, constante y disparatada caja de sorpresas, con muchas trampas y vericuetos, que van desde la capacidad giratoria (estupenda la escena en la que, literalmente, todo gira) hasta ocultar bajo suelo un clown o tener el don de la autodestrucción. Otro aspecto ingenioso es el uso que el creador hace de las habilidades de cada uno de sus magníficos intérpretes, muy diestros en teatro físico, procurando, por ejemplo, que su contorsionista no haga de contorsionista, hasta que nos desarma retorciéndose o metiéndose en una diminuta caja de cristal.
Por supuesto, hay mucho de grotesco, vulgar y a veces escatológico. Pero, insistimos, así es el disparate. Sería difícil enumerar la cascada de gags y chistes desternillantes que hay en toda la representación, pero nada más adelantamos que aquí hay hasta un monstruo rojo al final del todo. ¿No lo cree? Vaya esta noche a Matadero para, de paso, comprobar cómo se hace un disparate profesional y de nivel, uno auténtico que hace delirar y chillar a su audiencia.
