VIDA Y MUERTE (ACROBÁTICA) DE JAMES BROWN
Merecida ovación anoche para ‘Un ciervo cegado por los faros’, de Cirque Le Roux, en el Teatro Circo Price. Allí estuvimos y esto nos ha parecido (no te pierdas el teaser del show)…
Texto_OMAR KHAN Foto_VÍCTOR DELFIM
Madrid, 01 de abril de 2022
La vida de James Brown, un aspirante a estrella de Hollywood con nombre de estrella de Hollywood, se ve truncada en la casa rural de la familia de su mujer, quien ha ido allí a reunirse con sus dos hermanos para enterrar a una madre que muy buena no parece que fuera. Drama familiar íntimo-desternillante, con intriga amorosa, celos, muerte y asesinato, Un ciervo cegado por los faros, no es una película serie B de los setenta a pesar de las similitudes. Con esa sinopsis, nadie lo diría, es en realidad un circo.
Cirque Le Roux, joven compañía franco-canadiense, ya nos deslumbró en la pista del madrileño Teatro Circo Price en 2017, cuando estrenaron aquel delirante ejercicio de cine negro acrobático que era The Elephant in the Room, su primer espectáculo. Han vuelto ahora al recinto de la Ronda de Valencia, donde permanecerán hasta el próximo sábado, presentando Un ciervo cegado por los faros, su segunda y aún más lograda creación, que escuchó emocionadas ovaciones anoche en su función de estreno español.
El espectáculo se mueve bajo coordenadas similares que le hermanan con la anterior creación. Lo más sorprendente sigue siendo esa capacidad única de diluir en una narrativa convencional cinematográfica de cine barato las formas y usos del circo, todo armado desde una dramaturgia en deuda con los modos de la danza contemporánea. No hay números intercalados en la historia sino que las acrobacias, algunas insólitas, fluyen insertadas dentro de un relato que, cómo no, permite a cada uno de los cinco fantásticos intérpretes momentos estelares equivalentes al aria de la ópera o al monólogo del actor.
Cuidada estética y ambientación para esta casa miserable, una intriga rocambolesca de secretos familiares y el diseño de unos personajes perfectamente delineados son las bases sólidas que sustentan esta narrativa sorprendentemente trufada de acrobacias. Asombra el verdadero aluvión de referencias que van desde una música retro que haría delirar a Tarantino, pasando por extravagancias propias de la nouvelle vague hasta una explosiva recreación personal de The Aloof, el número estrella de la película Sweet Charity, de Bob Fosse, aquí con el añadido de cuerpos volando por los aires.
La propuesta, tremendamente entretenida y divertida, tiene también gran sentido del espectáculo. Lo demuestra su insólito grand finale, que transforma por completo el escenario, que pasa de intencionadamente naturalista a celestial minimalista, para vestir de gala su momento más deslumbrante de puro circo. Al equipo habría que agradecerle, además, el enorme esfuerzo por hacer la función en fluido (y divertido) español. Aquí abajo, el cuidadísimo teaser del espectáculo diseñado, faltaría más, a la manera de una publicidad de película de los setenta…
