Las cenizas de Agueda
Aunque parezca poco coreográfico, el tema del cáncer de mama en combinación con el martirio de Santa Agueda ha sido la inspiración de Mikel del Valle para Agate Deuna, que se estrena este jueves en el Teatro Arriaga de Bilbao
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 18 de febrero de 2019
Corría el siglo III cuando Agueda de Catania, que había ofrecido su virginidad a Cristo, rechazó a Quintianus, precónsul de Sicilia, en sus pretensiones sexuales. Ofuscado, la envió entonces a un lupanar donde tampoco perdió su virginidad, por lo que el déspota diplomático le cortó los senos y luego la quemó viva. Se dice que ante la erupción del Etna, al año siguiente de su martirio, los habitantes le rogaron que les salvase y entonces se detuvo la lava que entraba en la ciudad. Patrona de Sicilia, a Santa Agueda se le atribuye el poder regenerador de las cenizas y se le ha invocado ante tragedias con fuego o los males de pecho como los problemas de lactancia. Si ocurriera en nuestros días, sería seguro el cáncer de mama.
Al menos así lo cree el joven bailarín y coreógrafo Mikel del Valle (Bilbao, 1984), que estrena Agate Deuna, su primera pieza de gran formato, el próximo jueves 21 de febrero en el Teatro Arriaga de su ciudad. “Quería contar algo que me interesara, que me moviera por dentro y que no fuera bailar por bailar. Me fui pronto de Bilbao y quería tratar un tema relacionado con la tradición vasca, y no tardó en aparecer Santa Agueda, que sale los días 5 de febrero acompañada de coplas en euskera. Descubrí luego que no es una tradición vasca sino italiana, que viene de Catania y allí me fui. Y encontré diferencias. Como todo en el País Vasco, la celebración está muy vinculada a los rituales de la tierra”.
Tenía claro que no quería narrar el proceso de la mártir pero sí amalgamar en una única coreografía de carácter simbólico y ritual los temas que se atravesaron en su búsqueda: las conversaciones con mujeres que han sufrido el terrible flagelo; la tradición vasca, tan telúrica, con esos palos que golpean la tierra; las coplas en euskera; el folclor siciliano; el martirio de Agueda; la simbología de las cenizas y también su propia impronta como coreógrafo de nuestro tiempo. “Era difícil tocar todos estos temas y llevarlos a una coreografía pero creo que con la danza hay que abordar temas que importan”.
Y el cáncer de mama, tan poco coreográfico de entrada, es uno de esos temas. “Hablé con muchas mujeres que lo han sufrido y cada una lo vive de una forma diferente. Temen al espejo. Una contaba que lo que más le dolía era que su marido se avergonzara de ella, otra lo que quería era saber ‘porqué a mí’ y una me confesaba que le preocupaba irse a la cama porque igual se moría mientras dormía. Ningún hombre puede siquiera imaginar por lo que pasa una mujer a la que esto le ocurre. Por esta via establezco ese paralelismo con el sufrimiento de Santa Agueda”.
Agate Deuna es una creación para siete bailarines, Del Valle incluido, que cuenta con la activa participación en directo de la soprano Miren de Miguel, música original de Julio D’Escriván y escenografía de Ricardo Sánchez Cuerda. Se trata de la segunda y más importante incursión de MDVdanza, la joven compañía de Mikel del Valle, quien se declara especialmente emocionado y nervioso por estrenar, precisamente, en el Teatro Arriaga. Allí, confiesa, empezó todo.
“En los tiempos de Duato, hubo una función de la Compañía Nacional de Danza en el Arriaga, con piezas de Kylián, Mats Ek y el estreno de Castrati, de Duato. Fue un flechazo. Yo tenía 17 años y esa noche me reafirmé en que lo que yo quería era hacer esto. Pero ni en mis mejores sueños figuraba estrenar una pieza en este teatro. Es importante para mí, es un reconocimiento primero para mi familia y luego porque mostraré el trabajo en Bilbao. Es una recompensa por tantos años de lucha fuera de mi propia tierra”.
Suerte de Billy Elliot a la bilbaína, Mikel Del Valle de niño estudiaba kárate pero miraba con codicia durante las muestras públicas las representaciones delas niñas de ballet. Empezó encadenando academias de baile y no ha parado de estudiar danza. De la académica al contemporáneo en el Centro Andaluz de Danza. De allí al Conservatorio Antonio Ruiz Soler sevillano, y ahora radicado en Madrid, el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila. “En mi familia no hay antecedentes de bailarines pero en una investigación que hice para mi solo Un vasco en Sevilla, descubrí que mi abuelo cantaba en los tablaos flamencos de Valladolid. Por el lado de mi madre, hay muchas mujeres y todas bailongas”, concluye.
