LA NOCHE DE LAS BAILARINAS PELUDAS
Vuelve a Madrid Les Ballets Trockadero de Montecarlo, la compañía con mucho humor que pone a los hombres en los roles femeninos del repertorio. Hablamos con algunos de sus miembros hispanos…
Texto_OMAR KHAN Fotos_ ZORAN JELENIC
Madrid, 05 de mayo de 2023
Odette es peluda. Raymonda exhibe músculo. Aurora puede llegar a medir cerca de dos metros… hay algo llamativo en las divas de esta compañía. Y es que aplicar testosterona a las trémulas princesas del ballet clásico es la gran especialidad de Los Ballets Trockadero de Montecarlo, compañía neoyorquina que desde los años setenta viene poniéndole humor y burlándose con mucho cariño de las grandes compañías de ballet, no solamente al poner a hombres tanto en los roles femeninos como masculinos, sino lanzando dardos de humor a toda la tradición y al cejijunto mundillo del ballet académico.
El planeta los adora y España no es excepción, aunque hacía mucho que no venían por aquí. Desde esta semana y hasta el próximo 21 de mayo estarán poniendo reparo a esta situación en el Espacio Delicias Ibercaja de Madrid, en el Paseo Las Delicias, como parte del festival de artes escénicas que adelanta esta casa. Lo que presentan es un programa típicamente trock conformado por el segundo acto de Lago de los cisnes, el aquelarre de brujas de La noche de Walpurgis y varias coreografías cortas, destacando un hit histórico: su versión de La muerte del cisne, al que se le caen las plumas antes de morir.
“No vas a encontrar otro show como el nuestro porque nadie hace lo que hacemos. En ningún lugar vas a ver las obras del repertorio clásico del ballet interpretadas por hombres y en ningún teatro te vas a encontrar con versiones cómicas de los grandes títulos”, nos comenta el joven granadino Félix Molinero, integrante de la compañía desde hace cinco años. Y razón no le falta.
El antecedente de esta agrupación, hoy bajo la dirección artística de Tony Dobrin, está en el Trockadero Gloxinia Ballet Company, que fue un primer intento. A partir de esta experiencia, varios de sus miembros fundaron la suya propia, que modestamente tuvo su primera función en Manhattan el 09 de septiembre de 1974. Desde entonces han sido imbatibles, y es cierto, a día de hoy, no hay compañía que los imite ni los iguale.
Convertirse en trock
“Para mí ha supuesto todo un reto”, nos comenta Kevin García, de Gran Canaria, otro de los integrantes del elenco actual, en el que abundan españoles y latinoamericanos. “No hay conservatorio en el mundo que enseñe puntas a los hombres y eso supone un esfuerzo autodidacta por tu parte. En la compañía no se dedican a enseñártelo, tienes que saberlo. Yo hice la audición, me aceptaron y a las dos semanas estaba debutando en una gira. Aquí tienes que ponerte las pilas”, asegura.
“Lo complicado es cambiar de hombre a mujer. Empezar a trabajar las puntas cuando tienes más de 20 años es un trabajo duro. No estás preparado ni a la altura de una bailarina que empezó con esto a los ocho”, apunta a su vez otro de los bailarines hispanos, Salvador Sasot, de Lleida.
Cada uno de ellos, y son una veintena, tiene una historia detrás, un relato singular que explica cómo y porqué llegaron a convertirse en trocks. “Para mí esto empezó como un juego. En broma, siendo muy jovencito me ponía a bailar en puntas solo por diversión, pero lo dejé porque era muy difícil y sabía que en ninguna compañía de Cuba ibas a poder bailar un papel femenino”, nos relata el bailarín cubano Alejandro González. “Yo me formé en Holguín, estuve luego en Camagüey y de allí me fui a bailar a Ecuador, Perú y Estados Unidos en compañías convencionales y roles masculinos. Fue en Nueva York donde me enteré de los trocks y recordando aquella broma de chico, me fui a hacer la audición”. En cambio, en Lleida, todo fue distinto para Salvador Sasot. “Para mí este proceso ha sido menos duro. Mi madre es maestra de ballet y de niño, ya me ponía las zapatillas”.
Aunque en la compañía hay integrantes que ya llevan más de veinte años bailando, la mayoría son muy jóvenes. Saben que el esfuerzo que han hecho les sirve exclusivamente para bailar en Los Ballets Trockadero de Montecarlo, porque en ninguna otra agrupación les van a contratar para papeles femeninos, pero tampoco ha sido pérdida de tiempo de cara a buscarse la vida fuera de la compañía. Ser trock implica hacerte experto en maquillaje (tardan hasta dos horas para cada función) y tienen un conocimiento del ballet desde ambos lados, el femenino y el masculino, que muy pocos ostentan. “Puedes dedicarte a la docencia tanto para chicas como para chicos, y eso te da una ventaja. Yo, en Estados Unidos, de hecho, ya lo hago”, nos confiesa Kevin García.
