ENTRE LA FURIA Y EL ENCANTO
Con la presentación de ‘Fúria’ arranca mañana la Constelación Lia Rodrigues que ha preparado el Mercat de les Flors. Con ‘Encantado’ prosigue del 04 al 06 de mayo. Nos aproximamos a ambas creaciones…
Texto_MARÍA INÉS VILLASMIL Fotos_SAMY LANDWEER
Madrid, 26 de abril de 2023
La coreógrafa brasileña Lia Rodrigues creó Fúria justo antes de la elección de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil, y ahora se le une su trabajo más reciente, Encantado, que se concibió durante la pandemia por Covid 19 y tuvo su estreno justo antes de la derrota del controversial mandatario. Ambas creaciones, según sus propias palabras, expresan las dos caras de un Brasil que sigue sufriendo las penurias de una política errada, pero a su vez sigue adelante. Fúria fue creada en medio de un clima político extremo y muy en contra de algunas fuerzas vivas de Brasil, entre ellas, el colectivo LGTBI+. No obstante, ahora mismo, surge un clima un poco más esperanzador tras la nueva victoria de Lula da Silva.
En cualquier caso, la creadora piensa que tiene en sus manos una misión que llevar a cabo en el centro artístico del Maré, en Río de Janeiro, donde opera su compañía con un grupo de bailarines a los que ella llama “mis colaboradores” y los incluye en sus procesos de investigación y creación, en los que cada uno de ellos tiene espacio para mostrar su individualidad aunque el conjunto conserve un estilo y escritura únicos, que son sello autoral de la coreógrafa.
En el Maré no solamente crea espectáculos, sino que cuenta con una escuela de danza con 350 alumnos, algunos de ellos incorporados a los elencos de Fúria y Encantado, los dos espectáculos que son el eje central de la Constelación Lia Rodrigues, que ha organizado el Mercat de les Flors, y que mantendrá en cartel el primer título desde mañana y hasta el 27 de abril, mientras que Encantado se verá del 04 al 06 de mayo, en medio de una serie de actividades realizadas alrededor de su trabajo.
De la furia…
Fúria nació en un momento crítico en la política del país, que llevó a Rodrigues a buscar imágenes que expresaran "poder". Utilizando un recurso característico de los célebres carnavales de Río, articuló una obra muy compleja, elaborando una cadena de imágenes, contundentes y explicitas, que se arman y desarman ante nuestros ojos con una precisión impresionante. El modus operandi de la creadora consiste en utilizar para sus piezas materiales desecho recogidos en las calles de la barriada, que ya se han convertido en símbolos de su estética. En Fúria, crea a partir de estos desechos potentes imágenes perfectamente reconocibles, que parecen salir de la nada. Podemos identificar las carrozas carnavalescas como elemento dramatúrgico y estructural de la obra, pero a su vez, cada una de ellas aparece cargada de referencias y connotaciones, especialmente relacionadas con temas vinculados al género y el colonialismo europeo.
Los cuerpos dorados y plateados de los bailarines parecen hacer referencia a la estatuaria y en cambio, los azules, al candomblé, culto de los orishas. A lo largo de la representación, uno o varios cuerpos van seleccionando objetos de los muchos esparcidos por el escenario y con ellos van armando la ilusión de vehículos que van apareciendo y desapareciendo de forma sucesiva, como si se formara de manera espontánea y con mucha libertad. No obstante, la creadora advierte que todo aquí está calculado y completamente coreografiado.
El elemento aglutinante y de unión en Fúria está en ese elaborado paisaje sonoro, que tiene su origen en la cultura kanak de Nueva Caledonia, colonia francesa en el Pacífico, del que Rodrigues utiliza apenas un fragmento que, a manera de bucle y mantra, refuerza y aviva el ineludible aspecto ritual de su coreografía.
… y del encanto
Impresiona ver la imagen con la que abre Encantado: una inmensa alfombra que, hecha de telas con variados diseños y en todos los tonos imaginables, cubre por completo el escenario. Solemnes, uno a uno, los intérpretes van entrando. Se visten algunos con estas telas, se cubren otros por completo hasta parecer engullidos por el escenario. Los hay que se elaboran un traje o una prenda, están los que fabrican un adorno para su cuerpo desnudo, y así sucesiva, constante y ritualmente. La obra se construye como un desfile, una sucesión de imágenes y escenas que emergen y se esfuman, una tras otra, con un ritmo que encanta e hipnotiza.
Al principio, los movimientos son pequeños y sutiles. Los bailarines, interactuando con estos metros y metros de tela, se van transformando constantemente en un crescendo que, mágicamente, empieza a producir y desvanecer imágenes de forma cíclica, cada una llena de sugerencias. Identificamos un cuerpo que se queda embarazado, creemos ver una estampa romántica del siglo XIX o nos sentimos testigos de una absurda pasarela de moda, “un encuentro entre Hieronymus Bosch y Balenciaga”, como ingeniosamente señalaba la crítica holandesa que, junto al público, se rindió ante el los encantos de Lia Rodrigues durante su paso arrollador por el prestigioso Festival Julidans, de Ámsterdam, el verano pasado.
Encantado nos viene a demostrar que, con mucha imaginación y escasos medios, se puede construir un gran espectáculo. Uno que hipnotiza, asombra y deja a la audiencia, literalmente encantada.
ARTÍCULO RELACIONADO LIA RODRIGUES / CONDEDUQUE & MERCAT (susyq.es)
