¿SE MUEVE VALENCIA?
Se inaugura hoy el reactivado Festival Dansa València, que ha conseguido recuperar su prestigio. Pero ¿es capaz de impulsar, consolidar y sostener una nueva generación de creadores valencianos? Hablamos con veteranos y emergentes para saberlo. Léelo…
Texto_JUDIT GALLART
Madrid, 15 de abril de 2023
“Al final esto es una carrera de fondo. Cada cuatro años prácticamente cambiamos de Gobierno y esa es la parte que cuesta más porque cada vez tienes que generar tu carta de presentación, entonces al final lo único que te avala es la calidad, el rigor de tu trabajo, tu profesionalidad”. La que así piensa es Asun Noales que, tras años de trabajo invisible, hoy es reconocida como una de las coreógrafas valencianas consolidadas, un título difícil de ganar. El mérito en su caso es doble porque reside en Alicante y no en Valencia capital. Allí funciona su compañía OtraDanza, allí gestiona el Festival Abril en Dansa, ahora mismo también en marcha, y muchas otras actividades, lo que la convierte en motor de danza de su ciudad.
Desde los años noventa, la suya y otras compañías residentes en Valencia capital, como Ananda Dansa, Cienfuegos Danza o Proyecto Titoyaya, que dirige Gustavo Ramírez Sansano, quizá el más internacional y reconocido de los creadores de allí, empezaron tímidamente a conformar un paisaje definido de danza valenciana. Y una aportación importante a la comunidad dancística fue siempre Dansa València, festival longevo de naturaleza pública, nacido en 1988, que vivió un esplendor y cayó en crisis cuando la crisis. Desde hace cuatro años, sin embargo, ha ido resucitando vigoroso y desde hoy y hasta el próximo domingo 23, volverá a colocarse como el ineludible foco nacional de la danza, gracias a su demostrado poder de convocatoria entre la profesión del país, que ya lo distingue como “el evento en el que hay que estar”.
Esta nueva edición del festival, que desde hace dos años lidera María José Mora, acogerá a 33 compañías, 16 de ellas valencianas, prácticamente la mitad de la oferta, lo que es indicativo de que, al menos, el evento es una ventana abierta para la producción local. Pero cabría preguntarse si actualmente corre en paralelo y es igual de vigoroso el movimiento local de la danza valenciana y sobre todo, si está surgiendo una nueva generación que sea capaz de quedarse, crecer allí y darle impulso. Lo decía Asun Noales. Lo fundamental es el talento y es verdad, pero no el único factor. Las dificultades no son pocas, así que hemos querido sondear entre los jóvenes emergentes la percepción y expectativas que tienen en su propia comunidad.
Giro de timón
Lo primero es que parecen convencidos de que se ha producido un giro en el panorama. “Desde mi experiencia creo que Valencia desde hace dos años ha experimentado un gran cambio y eso se debe en gran parte al trabajo de María José Mora y Guillermo Arazo [director del joven e innovador Espai LaGranja] desde sus programaciones y cómo están cambiando el paradigma de la danza, dándole valor en Valencia”, afirma Paula Serrano, artista valenciana que ha sido programada con Sexy Suggestion (21 de abril, Teatro Rialto, en la foto de MILA ERCOLI sobre estas líneas), una pieza de danza contemporánea que habla de la atracción hacia lo misterioso al tiempo que visita, desde diversas perspectivas, el ocular-centrismo imperante en la sociedad.
“En Valencia se están haciendo muchas más cosas para los emergentes, cada vez están más por la labor con ayudas y hay más cabida para nosotros en los festivales”, afirma Salvador Rocher, cofundador de la compañía Marroch, que forma parte del cartel del festival con Perseverance (19 y 23 de abril, Nau Ribes, en la foto de NEREA COLL bajo estas líneas), su propuesta para público familiar, en la que abre un interrogante en torno a la absurdez del afán por conquistar otros planetas sin haber cuidado el nuestro antes.
Otra de las creadoras valencianas emergentes que participa es Rosa Sanz. Estrenará Camino del Olivarito (19 de abril, Espacio Inestable, en la foto que abre este reportaje), un trabajo personal cargado de tintes autobiográficos con el que crea una metáfora entre el proceso del olivo hasta generar la sustancia del aceite, y esa esencia liquida que, como en el proceso de destilación, una persona lleva consigo misma. Con esta propuesta intentará seducir a la audiencia, que espera sea mucha. “Yo creo que aquí el público acoge bien a los creadores emergentes, y tanto en el Festival Dansa València como en otros, se preocupan por dar oportunidades al creador joven, algo que también es muy necesario”, puntualiza la artista.
Estos nuevos aires no han pasado inadvertidos tampoco para la diáspora, y los hay que están volviendo, algo que nunca sucedió en el pasado con grandes creadores valencianos como Nacho Duato, Marcos Morau, Sol Picó o Marina Mascarell, quienes encontraron reconocimiento y apoyo en Madrid, Barcelona o fuera de España. “De un año a ahora, muchos de los emergentes que residimos fuera de la Comunidad Valenciana estamos volviendo a casa. Eso es un indicador de que algo está cambiando, de que hay algo que se nos está ofertando y que consideramos como una buena oportunidad que nos hace volver. Creo que a Valencia le quedan algunos años todavía para situarse al mismo nivel que Madrid o Barcelona, pero no desconfío en que lo haga”, vaticina Paula Serrano.
“Falta el impulso de que las instituciones confíen en diseñar una programación potente de danza, que se programe más, se piense en los públicos y no se reduzca a una programación de algo eventual como puede ser Dansa València, sino que se expanda”, prosigue. “Creo que el programa Impulsa la Danza que se está desarrollando desde el festival va por esta línea”.
Comunitat Valenciana
Pero, ¿qué ha propiciado que Valencia represente ahora una oportunidad considerable para los jóvenes creadores? Salvador Rocher parece tener clara la respuesta: hay una comunidad. “Creo que cada vez más estamos todos en contacto, todo lo que aparece nos lo comunicamos entre nosotros, ahora es cuando más nos estamos apoyando entre profesionales”. Y eso es claro indicativo de la existencia de un colectivo de danza, aunque siempre se vea más verde el pasto del vecino. “Como creadora también me pasa que no le doy valor a bailar en teatros de la Comunidad Valenciana y en cambio si hablamos del Mercat de les Flors [Barcelona] o de los Teatros del Canal [Madrid] lo visualizo como algo más idealizado y no entiendo por qué”, se lamenta Serrano.
Aunque Valencia, en comparación con unos años atrás, se encuentre en un momento álgido en lo que respecta a la danza, aún queda un largo camino para colocar a la profesión en el lugar que merece dentro de su propio territorio. “Desde lo privado, en cuestión de teatros, en Valencia ha habido siempre una tradición muy grande de apoyo. En lo público ha ido creciendo, pero sigue sin ser suficiente”, opina Ángela Verdugo, directora de la Asociación de Profesionales de la Danza de la Comunidad Valenciana, organismo que se creó en los años ochenta y ha acompañado desde entonces a la profesión. Ella reconoce que dentro de la Comunidad, Valencia siempre va por delante, y que Alicante tiene bastante vida dancística, siendo Castellón la provincia que se mantiene más apartada.
Asun Noales cree que la clave y solución de todo pasa por la capacidad de conexión con la audiencia. “Estamos en un momento donde hay que cuidar al público porque hay poco, tenemos que generar esas ganas, esa curiosidad, ese impacto social, acercarnos también a los jóvenes y eso es algo a lo que se debe dedicar tiempo. Creo que pensamos mucho en creación y programación, pero al final todo lo que haces es para que revierta en un público”, reconoce.
Lo que resulta evidente es que el Festival Dansa València, con un altísimo índice de ocupación en los últimos años, ha supuesto un impacto y una relevante mejora del panorama dancístico en territorio valenciano. “El festival es un alimento importante ya no solo por la posibilidad de poder actuar en él y por el ambiente que se crea en la ciudad, sino también por ver cosas que no nos sería fácil ver si no vinieran”, asegura Verdugo.
A su vez, está la utilidad que representa el festival para la proyección de los artistas locales fuera de sus fronteras. “Dansa Valencia tiene la posibilidad, por los recursos con los que cuenta, de invitar a muchos programadores y eso hace que tu danza no se quede solo en la ciudad. Es por ello que se trata de un festival muy importante tanto para los nuevos creadores como para los consolidados, porque al final es un escaparate para tu trabajo”, concluye Asun Noales.
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