LA COREÓGRAFA QUE ESCUCHA LOS CUERPOS
Este sábado en Alcalá, Paula Quintana estrena ‘Huerto’. Bailará más tarde ‘La carne’ en el Teatro Español y en mayo sus danzas para el ‘Eaea’, de Blanca Paloma, se medirán en Eurovisión. Nos lo ha contado…
Texto_OMAR KHAN Fotos_MIGUEL BARRETO
Madrid, 12 de abril de 2023
A un grupo de adolescentes madrileños los pondrá a “calentar la carne” y sudar en comunidad para la representación de La carne, segunda parte de su trilogía sobre la elevación de los cuerpos, que se verá del 26 al 30 de abril, en el Teatro Español. Rodeada de científicos montó Huerto (en la foto), tercera entrega de este tríptico [iniciado con Las alegrías], que ésta vez ha transcurrido entre discusiones y disertaciones con científicos sobre la relación entre astrofísica, nanotecnología y danza, que estrena en forma de solo el próximo sábado 15 de abril, en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares. Y, en paralelo, fue trabajando aires flamencos con Blanca Paloma y un grupo heterogéneo de bailarinas, en la creación de las sensuales danzas de Eaea, que la llevaron primero al Benidorm Fest, donde arrasaron, y ahora en mayo, experimentará su consecuencia, el esperado Festival Eurovisión, en Liverpool.
Paula Quintana, bailarina y coreógrafa canaria, últimamente, está creciendo como artista rodeada de gente muy diversa. “Voy valorando cada vez más el hecho de generar proyectos con los demás, trabajar la danza desde el encuentro con gente muy diferente”, reflexiona. “Pero el punto de partida para mí siempre es el mismo y me lo planteo igual. Se trata de generar un encuentro entre los que trabajamos en el equipo y desde allí, construir una coreografía. El calentamiento y proceso no cambian entre uno y otro. No es que me invento una metodología para Eurovisión. Yo tengo unas herramientas y me las traigo a los ensayos, porque la danza para mí es escuchar el cuerpo y saberlo mover”.
Y es que Quintana cree que hay sabiduría en el cuerpo. No solamente en el suyo, sino en el de los bailarines profesionales y en el de todas las personas del planeta. Es un principio que ha pasado a ser eje y filosofía de sus investigaciones recientes. “Lo más bonito es lo que se ha ido generado con toda esta gente que no viene de la danza, con los adolescentes, con los científicos… En cada lugar en el que bailo La carne, hago previamente el Taller Calentar la Carne con un grupo de adolescentes del lugar. Primero los pongo a moverse, sudamos en comunidad, después pensamos todos juntos y finalmente, suben conmigo al escenario para las funciones. Yo creo que al final, todo pasa por el cuerpo, y el movimiento, el pensamiento o la palabra son formas de empoderamiento. Estos adolescentes son la carne de la nueva era”.
Cuerpos elevados
Cuando en 2019 se sumergió en el proceso de su unipersonal Las alegrías, que partía de la idea del renacer y la elevación de los cuerpos, no sabía que sería el inicio de una trilogía, que finalmente tendrá su cierre este sábado en Alcalá con el estreno de Huerto, con la que ya tiene funciones programadas en el Teatre Principal, de Palma de Mallorca (10 de mayo) y en el Teatro Cuyás, de Gran Canaria (02 y 03 de junio). Pero la investigación inicial, este ahondar y defender el cuerpo como origen y principio, la llevaron a otros parajes y nuevas inquietudes. Y decidió darles continuidad en dos nuevos trabajos independientes pero conectados.
“Las Alegrías trata sobre el renacer, el empoderamiento desde el cuerpo incluso más allá de la danza. La carne (en la foto) supone el encuentro con otros cuerpos, gente que se mueve con la idea de compartir, lo que me ha permitido comprobar el potencial del cuerpo desde la danza, y ahora en Huerto, donde veo el cuerpo como un huerto que cuidas, riegas y te alimenta, ahondo en la relación que el cuerpo puede mantener a la misma altura con otras disciplinas y estados del conocimiento”.
Durante el proceso de esta tercera parte invitó a varios científicos, trabajando muy estrechamente con Antonio Mampaso, del Observatorio Astrofísico de Canarias, y el joven Xavi Arqué, que desarrolla sus investigaciones en nanotecnología. “Huerto es un ritual del cuerpo que se mueve y se entiende como parte de un todo, de un universo”, nos explica. “En realidad, la coreografía no habla ni va de ciencia pero está hecha desde todo ese conocimiento, porque veo que los científicos se han encerrado en sí mismos y nos han hecho sentir que nada de lo que investigan y descubren tiene que ver con nosotros, nos han creado esa sensación de ‘esto ni va conmigo ni es para mí’, así que quiero que los espectadores se lleven la sensación de que aunque nos pensamos muy pequeños, somos mucho más grandes de lo que creemos. Somos parte importante de lo que sucede en el universo”.
De formación ecléctica, Paula Quintana se dio a conocer desde el territorio del nuevo flamenco. Y ecos de ello resuenan en el suelo mojado de Las alegrías, pero en realidad, desde muy joven su cuerpo se abrió al unísono a muchas disciplinas, albergando también contemporáneo y teatro. Tiene fascinación por el mundo científico y curiosidad sin complejos por explotar el potencial, material e inmaterial, de su cuerpo y el de otros. Esto es quizá lo que hace que no se sienta por encima ni por debajo a la hora de abordar una coreografía de las llamadas comerciales para un proyecto brutalmente popular y mediático como Eurovisión.
“El Benidorm Fest fue divertido, aquello era como estar en otro planeta, y a saber lo que ahora nos espera en Liverpool”, relata risueña. “He tenido libertad total para montarlo. Muy adrede, no escogí el prototipo de bailarina usual de los ballets de televisión, aquí verás juntas una diversidad enorme de mujeres. Unas más altas, otras más bajas, todas diferentes…”
