RESUENA ABBA EN LA GRAN VÍA
Acertado y deslumbrante el nuevo montaje del musical ‘Mamma mia!’ que estos días se escenifica en Madrid. Te lo contamos…
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 25 de octubre de 2022
En 1999, el musical Mamma mia! irrumpió en el West End londinense y el Broadway neoyorquino inaugurando el jukebox musical, una tendencia hoy ya perfectamente instalada en los escenarios que consiste en armar la banda sonora de un musical a partir de canciones ya grabadas, conocidas y reconocidas. Que casi todos los temas de Abba fuesen verdaderos hits en todo el planeta aseguraba una audiencia internacional amplia para esta producción ambiciosa que, con verdadero ingenio, supo encadenar 23 canciones del grupo sueco en un argumento lógico, en lo que sigue siendo el mayor acierto de esta propuesta creada para celebrar los 25 años del triunfo de Abba con Waterloo en Eurovisión, que ya ha conocido numerosos montajes y adaptaciones. En el Teatro Rialto, de la Gran Vía madrileña, ahora reconvertido en su totalidad en un trozo exótico de Grecia, se puede ver la más reciente, en un verdadero y acertado esfuerzo de SOM Produce.
Importante destacar que, en 2008, Phyllida Lloyd estrenó con éxito la película homónima, que destacó por desvelar una faceta desconocida de Meryl Streep, que actuaba, cantaba y bailaba junto a un relevante elenco en el que figuraban Pierce Brosnan, Colin Firth y Stellan Skarsgard como el trío masculino protagonista, además de Julie Walters (la que fuera la maestra de Billy Elliot en el cine), la polifacética Christine Baranski (la intrépida abogada de la serie The Good Fight) y una jovencísima debutante, Amanda Seyfried, como la chica a punto de casarse que arma el lío de la trama.
Enredo en Grecia
La historia, fácil pero ingeniosa, se ubica en el hotel de una isla griega que regenta Donna, madre soltera con una hija a punto de casarse, que nunca ha sabido quién es su padre. Tras investigar que su progenitora tuvo un triple romance en la época que nació, la chica invita a su boda a los tres sospechosos de paternidad y sobre esa base se sirve un enredo, divertido y entretenido, que se despliega a partir de las archiconocidas canciones de Abba.
No pocos son los hallazgos de esta nueva producción española. Empecemos por la danza, que ocupa preponderante lugar. El creador vasco Iker Karrera, que lleva el prestigioso espacio Danza 180º en Madrid, es director de su propia compañía y además tuvo experiencia televisiva creando para el programa Fama ¡a bailar!, aúna con equidad y pericia todas sus experiencias que se balancean entre la danza escénica y el show de la tele, para crear un llamativo, ágil y funcional conjunto de danzas que saben imponerse cuando el montaje hace protagonista al baile, en deslumbrantes y ajustados números corales como Mamma mia!, Gimme Gimme Gimme o el sorprendente grand finale con Waterloo, pero ser perfectamente eficaz y discreto como apoyo en otros momentos más centrados en la narrativa (When all is said and done, Chiquitita o I do Ido, I do).
Desde la dirección, Juan Carlos Fisher sabe sacar de la cabeza del espectador las referencias a la película, a Meryl Streep y a toda la parafernalia de Hollywood, dejando lugar a la creatividad y aportaciones propias de su brillante elenco que, al completo, demuestra su valía y eficacia en las tres capacidades indispensables para levantar un musical: actuar, cantar y bailar. Destaca llevando el peso protagonista una acertada y carismática Verónica Ronda, que brilla con luz propia en el difícil número dramático The winner takes all, y Mariola Peña e Inés León como sus amigas. Sorprenden también, por versátiles, Jaime Zatarain y la joven catalana Gina Gonfaus, que defiende con entereza y credibilidad el rol de la novia atormentada.
Notable y cómplice de la propuesta, el expansivo dispositivo escenográfico de Ricardo Sánchez-Cuerda, que sabe trasladar al teatro el Mediterráneo, vívidamente reproducido en esta fiesta de color y, sobre todo, sonido, con una música conocida y pegadiza muy bien interpretada que se escucha nítida, imponente y envolvente, gracias a un sistema encadenado de más de cien altavoces colocados estratégicamente en toda la sala del renovado Teatro Rialto.
