EN ARGENTINA, EL REQUIEM ES TODAVÍA MÁS GRANDE
El próximo viernes Yoshua Cienfuegos estrena en San Juan su versión de Mozart, ahora agrandada a quince bailarines. Nos lo ha contado…
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 16 de agosto de 2022
Fue en el Teatro Principal, de Valencia, en diciembre de 2019, cuando Yoshua Cienfuegos (Oviedo, 1973) estrenó Requiem, su personalísima versión y visión de la obra de Mozart. Nueve bailarines, músicos en directo, una actriz, proyecciones… era la producción más grande y ambiciosa que había montado para su compañía valenciana, que celebraba así sus veinte años de andadura.
Pero estos días -de frío invernal- ha podido comprobar en Argentina que podía ser aún más grande. Porque siendo la misma coreografía, con su gesto amable y nada tétrico hacia la muerte, sus guiños al flamenco y sus conexiones con la memoria histórica, la estrena este viernes 19 de agosto notablemente agrandada a quince bailarines en el muy imponente Teatro del Bicentenario, de San Juan, un moderno recinto para 1100 espectadores, que agotó las localidades y abrió una segunda función no prevista para el sábado 20.
“Estoy disfrutando como un enano”, nos confiesa espontáneo por vía telefónica. “Me encanta ver gente y volumen en el escenario. Es en esencia la misma coreografía pero tener más bailarines te obliga a intervenir la composición, recolocar los roles, cambiar géneros. No es solamente trasladar, es una reinterpretación creativa y en el proceso no he querido tampoco anular la voz de los bailarines de aquí”.
Este último aspecto pasa por ser importante para el creador valenciano porque cree que de alguna manera eso le permite aproximarse mejor a aquellos intérpretes y a esa audiencia. Casi todos argentinos, los bailarines son sin embargo muy distintos entre sí. Vienen de distintos puntos del país, traen consigo distintas experiencias. Muchos proceden del folclore, incluido el tango, otros del contemporáneo y algunos, incluso del flamenco, lo que ha resultado de gran utilidad para Cienfuegos, que los escogió por audición. No son una compañía pero van encaminados a convertirse en agrupación residente del teatro. Después de esta experiencia, montarán Carmina Burana, del destacado coreógrafo sureño Mauricio Wainrot.
Victoria Balanza, ex bailarina del Ballet del Teatro San Martín y ahora responsable del Programa de Danza en esta casa de ópera, ha sido clave no solamente en esta producción, hecha íntegramente allá, sino en ir creando un tejido de danza en la ciudad de San Juan, donde nació.
A Cienfuegos lo conoció cuando montó Claustrofobia para el San Martín, en Buenos Aires, hace ya ocho años. No bailó, fue cover, pero le interesó su trabajo y no dudó en llamarlo para que fuese a colaborar con su proyecto en San Juan. No se trata solamente de un montaje puntual sino de una colaboración más profunda, que se trastocó durante la pandemia pero ha sido ahora retomada. Es así como el creador español ha dictado talleres, se ha involucrado con ellos y hablan de ya una futura nueva creación.
“Ha sido una apuesta de Victoria”, confirma. “Estoy contento, esto te permite proyectarte a largo plazo, ir conociendo el elenco, el entorno y aunque haya mil variables vas generando un tejido sobre el que puedes crecer. Aquí se ha generado un equipo, están todos comprometidos, hay una dirección y eso se nota”, concluye.
