¿ES BOLLYWOOD COMO HOLLYWOOD?
Este fin de semana el Festival Veranos de la Villa ofrece en Condeduque el espectáculo ‘Bollywood, the show’, y la ocasión parece propicia para aproximarnos a este fenómeno de danza nacido en Bombay. Léelo…
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 12 de agosto de 2022
Para entender la danza Bollywood hay que comprender primero cómo funciona y qué implica la industria del cine de La India, una millonaria maquinaria que toma su nombre de la fusión entre Bombay, la meca india del cine, y nuestro Hollywood del Óscar y el glamour. Hay que tener en cuenta que en los años 30, La India ya producía una media de 200 películas comerciales al año, la mayoría de ellas con largas secuencias de danza inspiradas en algunos de los nueve estilos que recoge el Nâtya Shâstra, un tratado sobre las formas artísticas tradicionales y populares que data del año 400 antes de Cristo, y describe las diferentes modalidades expresivas del teatro, la poesía, el canto, la música y la danza, detallando en ésta última 67 mûdras (posiciones de las manos) y hasta 36 movimientos distintos de ojos.
De consumo local, el cine nacional en aquel país ejerce una imbatible fascinación en audiencias de todas las edades y clases sociales. Sus películas, con frecuencia, superan en recaudación los grandes títulos de Hollywood y no son pocas las que se copian los argumentos de sus grandes éxitos. Se producen allí unos taquillazos de tal calibre, que han procurado una competencia feroz entre un numeroso grupo de productoras que, instaladas en Bombay, no escatiman en gastos ni recursos para sus películas, generalmente intensos dramas amorosos cantados y bailados, felices y cursis a un tiempo, que reportan beneficios ultra millonarios.
Hasta los años cincuenta, los bailes en su cine eran una reproducción más o menos literal y fiel de las distintas danzas tradicionales. Pero el impacto global de Hollywood empezó a contaminar el cine musical local, en principio, con números inspirados en el cabaret y ya en los setenta, aunque el baile seguía teniendo como punto de partida las danzas tradicionales, era un híbrido en el que cabía el jazz, el funky y la música disco, para más tarde asimilar hip hop, salsa y samba. Fue en esa época, justo en 1970, cuando el historiador Amit Khanna y la periodista Bevinda Collaco acuñaron el término Bollywood para referirse al fenómeno.
Bodas fastuosas
Los ochenta no fueron años esplendorosos pero los noventa serán el inicio de una época dorada, hoy todavía brillante (Netflix acaba de lanzar la superpoducción RRR, en el enésimo intento de conectar con occidente). El espejismo de una prosperidad económica en la sociedad elevó el nivel adquisitivo, se empezaron a imponer las celebraciones de bodas espectaculares entre las clases más pudientes, que hacían del festejo un espectáculo, y pronto el cine empezó a imitarles con épicas historias de amor en películas larguísimas que sobrepasaban las tres horas, superproducciones tremendamente amaneradas, con guiones muy similares a los del culebrón latinoamericano y fastuosas (y especialmente coloridas) escenas de baile con miles de participantes, rodadas con gran pericia técnica, generalmente en espacios naturales. Generaron así un star system (un factor clave y necesario) y consolidaron la estética de lo que hoy en el mundo identificamos como Bollywood.
Aunque lo han intentado, tienen enorme dificultad para conquistar occidente. Casi ninguna de sus películas ha tenido éxito en este lado del mundo, donde la gente no parece conectar con esa estética de indiscutible espectacularidad pero dudosos guiones. Se ve como algo exótico, que una vez está bien y dos ya es un exceso. Alguna que otra estrella de aquel firmamento ha logrado brillar en el nuestro. La bellísima actriz y bailarina Aishwarya Rai, que fue Miss Mundo 1994 y es toda una celebridad en India, logró papeles discretos en películas de Hollywood, y algún que otro colectivo friki puso de moda en su momento por aquí títulos muy representativos como Lagaan (2001) o Devdas (2002), en el ámbito del vídeo doméstico. La pareja Shah Rukh Khan y Kajol, protagonistas de la ya legendaria Kuch Kuch Hota Hai (1998), tuvo por esta vía algún reconocimiento en este lado del mundo.
Podría decirse que la película Bollywood que mejor conectó con occidente es británica. En 2008, el realizador inglés Danny Boyle (el mismo de Trainspotting) consiguió desde una narrativa en la línea de Hollywood, transmitir con verdadera emoción la esencia de Bollywood. Slumdog Millionaire (¿Quién quiere ser millonario?) es un fascinante ejercicio de estilo, que cuenta una historia conmovedora de ascenso a la fama a través de un niño en La India que triunfa en un programa de televisión. Como guiño y homenaje, el papel del presentador está interpretado por Anil Kapoor, el que fuera una verdadera estrella del Bollywood de los noventa.
Danza adelgazante
Curiosamente, la danza Bollywood ha alcanzado cierta notoriedad en Europa y Estados Unidos como una práctica healthy, difundida como un ejercicio de bajo impacto que mejora la forma física, apareciendo como una alternativa innovadora de los gimnasios junto al zumba y otras danzas adelgazantes, de esas que supuestamente te hacen perder peso divirtiéndote. Todo ello, sumado a la poca difusión y el desconocimiento de aquella sociedad y su cultura, ha derivado en confusión, y ha terminado desvirtuando por aquí lo que en La India es un rasgo cultural distintivo. Y ese cliché es lo que ha buscado combatir, al menos en España, Sunny Singh.
Su espectáculo Bollywood. The Show (en las fotos) irrumpe mañana, sábado 12 de agosto, y el domingo, en la recta final del Festival Veranos de la Villa, de Madrid, presentándose en el Patio del Centro Cultural Condeduque con esta propuesta escénica que es fiel a los modos y estética de la relevante corriente de danza de La India. Aunque la verdadera naturaleza de Bollywood es la de una danza cinematográfica, el espectáculo (muy a la manera del cine, eso sí) permitirá una aproximación fidedigna a sus fundamentos.
No es un recién llegado Sunny Singh. Coreógrafo, actor y bailarín nacido y criado en Bombay, igual que su padre y hermano, estuvo vinculado a la industria, donde trabajó como coreógrafo en unas cincuenta producciones. También como actor y bailarín, siendo destacable su participación en el filme Pyaar Ka Punchnama y su secuela. Su hermano Suresh se vino entonces a vivir a Madrid en 2002 y en 2007, él le siguió. Ambos formaron, con bailarines de allí, una compañía madrileña dedicada a difundir los modos y esencia de la danza de su país, estrenando, en 2018, su propuesta musical Bollywood: Colours of India. Ahora la Sunny Singh Dance Comnpany regresa este fin de semana con una nueva creación que tiene las mismas intenciones: reivindicar y dar a conocer la potencialidad y riqueza de la danza Bollywood.
