JULIETA ENAMORADA
Regresa el ‘Romeo y Julieta’ de Jean-Christophe Maillot. En esta ocasión, será Pamplona la que podrá aproximarse este martes 24, ,en Baluarte, a la obra más emblemática de Los Ballets de Montercarlo. Lee más…
Texto_ALBA ANZOLA Foto_ALICE BLANGERO
Madrid, 22 de mayo de 2022
De las muchísimas obras teatrales de Shakespeare, el ballet ha tenido especial debilidad por Romeo y Julieta. La música de Prokofiev resulta tan descriptiva de lo que ocurre en la tragedia de amor del Bardo, que pareciera haber sido escrita para ser bailada. Por otra parte, en su narrativa aparece tan nítidamente reflejada la inocencia del primer amor, acentuado de manera especial en Julieta, verdadera protagonista por encima de Romeo, que resulta imposible no conmoverse ante su trágico final. Son estos elementos, en sí mismos, los mimbres de un gran ballet.
Cuando en 1996, el entonces joven y prometedor creador francés Jean-Christophe Maillot la montó para Los Ballets de Montecarlo, agrupación que dirigía desde hacía apenas tres años, tenía muy en cuenta estos elementos, que no estaban ausentes en las tantas coreografías creadas con anterioridad pero tampoco destacados y subrayados de la manera como él lo hizo.
No quería un drama de espadas. Quería una historia de amor, que además fuera narrada desde los modos cinematográficos (el inicio como de película, con sus créditos, lo confirma). Minimizó entonces la rivalidad entre los dos clanes familiares y exaltó a Julieta en medio de las reyertas. Tenía además, la bailarina perfecta, física y emocionalmente, para abordarla. Berenice Coppieters, intérprete de etéreas y delicadas formas hoy retirada, fue clave en el éxito de su versión. Acudió a la austeridad y el minimalismo, reduciendo así toda referencia espacio-temporal y apostó de forma decidida por huir de excesos e imponer sobriedad, en complicidad con su escenógrafo Ernest Pignon-Ernest, que le creó ese espacio transformable neutro, blanco y aséptico, que venía perfecto a sus intenciones. Una rampa que se levanta del suelo es el balcón. La solución es simple pero tremendamente eficaz y sin hacerlo de una manera obvia, introduce la referencia del famoso balcón que todo el mundo espera y conoce.
Y es que, lo verdaderamente innovador en su Romeo y Julieta reside en esa capacidad de ubicarse en un ángulo personal, con estética propia, sin traicionar o tergiversar, ni siquiera un poco, el magnífico original literario que le inspira.
No pierde tampoco la dimensión trágica ni el sentido coral de la obra. Es verdad que le da más importancia al balcón que a la pelea, pero prepara cuidadosamente la escena final, la de muerte y dolor, haciéndola más realista, si cabe, cuando antes de la tragedia de los dos amantes vemos pasar el entierro del chico asesinado que propició todo este sinsentido entre las dos familias.
La demostración de la eficacia de este ballet, emblemático y significativo en la carrera de Maillot, está en que desde 1996 no ha parado de representarse. En nuestro país, se ha visto en distintas ocasiones y ciudades. Esta temporada es el turno de Pamplona, donde la compañía monegasca lo bailará una vez más, en única función, la noche del 24 de mayo en el Centro Baluarte.