NI ESTO NI AQUELLO
La veterana creadora experimental Amalia Fernández vuelve a retarse a sí misma y al público desde esta noche en Condeduque, con el estreno de NetNeti. Nos lo ha contado…
Texto_MARÍA JOSÉ RUIZ MARTÍNEZ
Madrid, 28 de abril de 2022
Como se puede apreciar, fotos de NetiNeti no hay. A Amalia Fernández, veterana y reconocida cultora de la escena experimental madrileña, le pareció fuera de lugar ofrecer a la prensa imágenes de una obra cuyo título parte de una expresión que proviene del hinduismo, cuyo significado, aproximadamente, podría ser “ni esto ni aquello”. Si alguien quiere tener una imagen que venga a verla esta noche al Centro Condeduque, donde permanecerá hasta el día 30. Y tendrá muchas, pues la obra abarca cinco horas de duración. “Si lo esencial que hay en este trabajo, tal y como dice su título, es que no es esto ni es aquello, lo que hay que ver no es fotografiable, no es grabable, no es ni siquiera contable de forma objetiva”, nos comentaba ayer distendida.
Fernández, autora de títulos como Matrioshka (2005), Kratimosha (2009), El resistente y delicado hilo musical (2016) o su celebrada Expografía, se ha movido siempre en el terreno de la experimentación pero reconoce que el proceso de muchas de sus creaciones se han encontrado definidos en su mayoría por la coreografía y aquello que la hace posible. Es por ello que ahora, acompañada en este viaje, por Mónica Muntaner, Catherine Sardella y Ohiana Altube, ha decidido reconectar de alguna manera con las prácticas de la danza, aunque cuestionando la distancia que separa al observador del ejecutante, trabajando la exploración desde el cuerpo e invitando a los asistentes a formar parte del hecho escénico.
¿Qué propone NetiNeti? ¿Cuál fue la motivación?
Fue una motivación personal, retomé el deseo de volver a ponerme en contacto con lo que es el cuerpo y su movimiento. Quería meterme en un proceso de investigación sobre qué era ahora para mí el contacto con el movimiento después de todos estos años, aprendizajes y procesos, y la verdad es que ha sido un proceso bonito, bastante revelador y bastante sorprendente.
Cinco horas es mucho tiempo escénico. ¿A qué responde esta decisión?
El viaje que propone esta investigación tiene que ver con entrar profundamente en un cierto estado. Por esto desde el principio intuí que el evento público donde se compartiese este proceso creativo tenía que ser de larga duración. No porque yo pretenda que se perciba algo determinado, sino porque lo que quiero que se perciba se percibe desde un estado que implica esa duración.
¿Cómo está estructurada la obra? ¿Qué pasará en esas cinco horas?
Lo que he concebido es una serie de materiales que dan lugar a un paisaje de cuerpos en el espacio. Habrá una sucesión de paisajes. No hay una coherencia entre ellos, son intencionadamente incoherentes. Solo existe algo que los conecta: el cuerpo y su movimiento. Esta incongruencia tiene que ver con el significado del título de esta obra, porque de lo que estoy hablando ni siquiera es de lo que hago.
¿Qué espera le suceda al espectador después de la experiencia?
Para mí sería muy bonito que la gente que viniera a acompañarnos hiciera un proceso tal que dejara de sentir que es público en el sentido de público. Desde el principio coloco a la gente que viene dentro del escenario. Entre el que ve y es visto… ¿dónde está el límite?
¿Cómo ve el panorama de las artes vivas y experimentales en Madrid? ¿Cree que en estos años ha crecido el interés del público por estas expresiones?
El interés del público sí. Hay que dar una continuidad a este tipo de creación para que también el público tenga continuidad para disfrutar de ello. Los que siempre estamos aquí en Madrid estamos muy sujetos a las cuestiones políticas. En Madrid las cosas se crean, pueden incluso generar algo, pero se deshacen como si nunca hubieran estado y no queda nada. No hay una herencia. Como yo soy una de esas artistas que no se ha ido de la ciudad, yo lo veo, de repente tengo unos años donde hay facilidad para conseguir los medios para investigar, y otros en los que yo busco apoyo fuera.
A alguien acostumbrado a ver ballet, y que sea reticiente a propuestas experimentales, ¿qué le diría para convencerle a que viniese a ver su trabajo?
Mira, ni siquiera tienes por qué saber si te gusta o no te gusta, si somos buenas o si somos malas, ya verás que vas a entrar por otro sitio y que te van a pasar otras cosas, es casi como si no fueras a ver un espectáculo, imagínate que fuera otra cosa la que vas a hacer, imagínate que es un sueño y que lo que te va a pasar no lo vas a poder medir con los mismos juicios ni con las mismas herramientas que sueles medir las cosas cuando vas al teatro al tipo de cosas que tú ves
