INSISTENCIA
La obstinada y celebrada coreografía grupal de Jan Martens se verá mañana en el Mercat de les Flors, donde esta semana también se presentó un solo del destacado creador, nueva luminaria de la danza belga. Te lo contamos…
Texto_MARÍA INÉS VILLASMIL Fotos_PHIL DEPREZ
Barcelona, 18 de marzo de 2022
Despega Jan Martens como uno de los coreógrafos belgas más relevantes del momento. El Mercat de les Flors se vuelca y después de presentar esta misma semana su emotivo solo Elisabeth gets her way, estrena mañana sábado 19, con función adicional el domingo, Any attempt will end in crushed bodies and shattered bones, su primer trabajo grupal de envergadura estrenado con éxito en el exigente Festival de Avignion. Ambas representaciones en el marco del Festival Dansa Metropolitana. Vimos este relevante trabajo grupal en Ámsterdam y asistimos el pasado miércoles a ver su solo en Barcelona. Te los comentamos.
Si hay algo que queda en el aire al finalizar Any attempt will end in crushed bodies and shattered bones del coreógrafo belga Jan Martens (Beveren, 1984), es la sensación de insistir y resistir hasta el final e ir tan lejos como sea posible con un material sonoro y físico que impresiona por su meticulosa composición e interpretación, pero también por su perfecto mecanismo de relojería en escena.
Con este nuevo espectáculo, que es una lógica continuación de su trabajo coreográfico anterior -aunque sea ésta la primera vez con un gran número de bailarines en escena- nos aproximamos a una danza que es fiel reflejo del mundo de hoy. Diecisiete bailarines entre 16 y 69 años de edad y de distintos colores de piel, entrenamiento físico y género, muestran una diversidad de cuerpos que consiguen mantener su individualidad en escena pero que son un perfecto ensamble cuando el coreógrafo lo requiere. Martens pidió a los intérpretes que crearan su propio material y su tarea como autor fue configurar todas esas diferentes expresiones en un gesto común. A través de numerosos solos y dúos, el público conoce a los bailarines uno por uno, y los movimientos y expresiones individuales no sólo se incluyen en el tempo global, sino que también se sitúan en el espacio.
Dos movimientos del Concierto para clavicémbalo y cuerdas de Górecki dominan en esta nueva obra del coreógrafo y a ratos se convierten en un mantra que suena múltiples veces y quizá envuelve el mismo material coreográfico mostrándolo en múltiples perspectivas, pero el desarrollo de la pieza no se detiene y sigue desplegándose y volviéndose cada vez más complejo, sin ser advertido por los espectadores que atienden a tan meticulosa coreografía.
Las luces de Jan Federer junto a un diseño escenográfico clínicamente impecable, son la plataforma perfecta para observar a los bailarines insistiendo y sobreviviendo a una partitura musical ampliamente conocida, pero que sin embargo no hace del espectáculo algo previsible. Al contrario, engancha desde el principio hasta el climático final. A ratos podría pensarse que es un frio ejercicio coreográfico que no invita a introducirse en su perfecionista maquinaria, pero es mas bien envolvente y la insistencia del coreógrafo, hipnotizante.
Los intérpretes parecen sobrevivir a las exigencias temporales de la propuesta, pero también a las demandas del mundo de hoy. La obra usa fragmentos de textos tomados de Ali Smith y Kate Tempest y ello otorga una lectura aun más profunda, que logra impactar al tocar temas tan profundos en medio de un impecable ensamble coreográfico. Los textos de Ali Smith tomados de su obra Spring cuestionan directamente el poder del grupo en las redes sociales, dejando una reflexión sobre el trabajo de Martens pero también sobre las exigencias de la sociedad de hoy que en palabras de Smith es “una bestia impaciente que quiere más y más, y cada vez más rápido”.
El tìtulo de la obra (tomado literalmente de un discurso de Xi Jinping adviritiendo a los protestantes de Hong Kong durante los violentos enfrentamientos en el verano de 2019) son un homenaje al activismo político y a movimientos sociales y de protesta generados en los últimos años que, sin duda, han afectado a generaciones más jóvenes.
UN DOCUMENTAL COREOGRÁFICO
Texto_OMAR KHAN
Dos funciones en la Sala Pina Bausch, del Mercat de les Flors, tenía previstas el solo Elisabeth gets her way, creado y bailado por Jan Martens, quien dio positivo en covid después de la primera representación el miércoles 16 de marzo, por lo que hubo que suspender la segunda el 17. Una pena que sigamos teniendo estos percances con el maldito coronavirus, pero por fortuna asistimos a esa única función y quedamos deslumbrados.
Si mañana Martens desplegará en Barcelona sus habilidades para la composición grupal, en este solo íntimo se nos desvela como un dotado bailarín, carismático y seductor, que tiene un extraordinario dominio de su cuerpo y una musicalidad tan precisa como la de un intérprete de neoclásico aún cuando sus (numerosos) registros vengan del contemporáneo. Elisabeth gets her way es, en rigor, un documental sobre la virtuosa clavecinista polaca Elisabeth Chojnacka, fallecida en 2017, que ostentaba un repertorio muy amplio impensable para un instrumento como el clavecín, que iba desde el barroco hasta obras rabiosamente contemporáneas, con cierta inclinación por el minimalismo.
Intercalada por vídeos con interesantísimos testimonios y grabaciones de archivo que ofrecen un perfecto retrato de la intérprete, la danza abarca ocho piezas de muy distinta procedencia, que Martens baila haciendo de su cuerpo una traducción corporal literal del sonido, un ejercicio de virtuosismo que engrandece a la interpretación musical. Con extremo cuidado en cuanto a trajes, iluminación y utilización del espacio escénico, el coreógrafo dispone todo al servicio de un propósito: contarnos y hacernos entender la grandeza de la clavecinista.
A veces vestido con un traje de aires barrocos, otras llevando un mínimo bikini brillante (en la superlativa interpretación de Montague a media luz, lo mejor de la velada), llevando un guante rojo o simplemente desnudo, cada segmento es una miniatura coreográfica de enorme potencia, en tanto que el todo, un verdadero retrato en homenaje a una artista excepcional.
