ADOLPHE BINDER: PRESENTE Y FUTURO
Asegura que el pasado como directora artística de la compañía de Pina Bausch es pasado. Hoy, en Madrid, presenta su colaboración con Nazareth Panadero y le espera la dirección del Ballet de Basilea. Nos lo ha contado…
Texto_OMAR KHAN Foto_CHRISTIAN KNÖRR
Madrid, 27 de febrero de 2022
Estuvo al frente del Berlinballett, en Alemania, y del Ballet de Gotemburgo, en Suecia, de 2011 a 2016, pero resulta evidente que, aunque fuese brevemente, haber sido directora artística de la compañía de Pina Bausch, después de su muerte, es un hecho que destaca y brilla en cualquier currículo. Adolphe Binder (Transilvania, 1969) goza de ese privilegio. Allí estuvo entre 2017 y 20, y de su gestión en Tanztheater Wuppertal salieron dos relevantes producciones grandes, los primeros estrenos de la compañía con otro coreógrafo que no fuese su alma mater: NEUES STÜCK 1- Since She, de Dimitris Papaioannou, y NEUES STÜCK 2 - Bon Voyage, Bob, del joven creador noruego Alan Lucien Øyen (que visitará con su compañía Winter Guests, Teatros del Canal en junio próximo, por recomendación de la misma Binder). Pero disonancias con el jefe administrativo, debidas a la poca apreciación a los artistas y las decisiones artísticas tomadas , condujeron a su salida de Wuppertal.
Hoy, distendida, lo mira como el pasado, y parece más entusiasta cuando habla de presente y futuro. El presente, que es hoy mismo, lo está viviendo intensamente en Madrid. Culminan esta tarde en Teatros del Canal las primeras representaciones de Mañana temprano, el espectáculo que a ocho manos montaron Nazareth Panadero y Michael Strecker, bailarines históricos de Pina Bausch, junto a ella y Meritxell Aumedes en la dirección. Y el futuro profesional arranca en verano, cuando asuma la dirección artística del Ballet de Basilea, en Suiza.
“No me arrepiento”, nos aseguraba ayer en Teatros del Canal con relación a Wuppertal. “Ha sido un período importante de mi vida, y artísticamente ha sido muy enriquecedor, surgieron creaciones relevantes, se consiguió dinero y se estructuró el formato de la compañía. Ha sido una época que artísticamente ha marcado mi pasado, mi presente y mi futuro, y estoy satisfecha. Conocí a Nazareth y hoy estoy aquí en España, estrenando este espectáculo maravilloso”.
Deja vivir…
Mañana temprano (en la foto de PABLO LLORENTE) surgió de manera natural. Binder tuvo una conexión especial con Panadero y le propuso hacer algo. Ella ya había estrenado con Strecker el dueto Two Die For, que completa Vive y deja virir, el programa doble que han estrenado en Madrid, y la necesidad de usar audiovisuales trajo a la artista catalana Meritxell Aumedes. Formaron así un cuarteto creativo indivisible e indisociable.
“Es muy personal el material con el que hemos trabajado por lo que no puedo desvelar secretos pero lo importante es que funcionamos como un colectivo muy compenetrado, compartimos nuestras experiencias y abordamos temas como la traición, lo que se ha perdido, lo que esperas de la vida y por supuesto el amor, todas esas cosas que son fundamentales para los seres humanos”.
Binder, que es dramaturga, explica que en Gotemburgo realizó un trabajo más curatorial que de dirección artística, en el que estuvo muy cerca de los creadores y sus procesos en unas 50 producciones de diversos autores, que incluía el apoyo a talentos jóvenes. “Yo no tengo esa ambición de convertirme en la gran directora escénica pero me interesa integrarme en pequeños colectivos como éste, en el que el trabajo surge de la aportación de todos y no hay un director que manda y dirige. Los cuatro tenemos distintos lenguajes e intereses pero todo termina confluyendo en una única estética”.
Explica también que el proceso fue un libro abierto. Nadie llegó con un boceto o una idea de cómo tendría que ser. “No había una concepción. Lo fuimos haciendo y en el proceso reímos, lloramos, nos divertimos y jugamos con diferentes posibilidades. Creo que fue la parte más bella”.
No oculta tampoco su entusiasmo por la nueva aventura que emprenderá en Suiza. Serán dos años intensos llevando la dirección artística del Ballet de Basilea, que tiene a sus 30 bailarines alojados en una casa con tres teatros de distinto formato, donde además hay una orquesta y una compañía teatral, todo al servicio de una ciudad artísticamente efervescente, en la que se cuentan hasta 35 museos.
“Voy a Basilea a hacer cosas nuevas. Me interesa invitar a artistas muy diversos que se muevan no solamente en el ámbito de la danza contemporánea sino que aborden diversas disciplinas… las artes visuales, las nuevas músicas o la filosofía, y que quieran trabajar en proyectos que reflejen lo que pasa en el mundo, lo que pasa en Suiza y en la compañía”, concluye
