PASAJEROS ACROBÁTICOS
Hasta el domingo se presenta en el Teatro Arriaga, de Bilbao, el famoso colectivo canadiense de circo Los siete dedos de la mano, con su creación Passegers. Te lo contamos…
Texto_OMAR KHAN Foto_ALEXANDRE GALLIEZ
Madrid, 21 de enero de 2021
Los siete dedos de la mano son herederos directos del Circo del Sol, pero cada vez aparecen más alejados de las formas opulentas del famoso emporio mundial del entretenimiento (ahora recién resucitado después de decretada su muerte por coronavirus) para apostar por dramaturgias cercanas y humanas, que se solapan –o combinan- con el más difícil todavía.
Fueron siete prófugos de Cirque du Soleil los que fundaron hace 20 años esta compañía, una de las más célebres de Quebec en la actualidad, y desde los inicios quisieron desmarcarse de las formas y modos de los que fueron sus patrones. No tenían –ni tienen- los presupuestos descomunales de aquellas producciones pero no ha sido el dinero lo que ha marcado el distanciamiento sino la necesidad de hacerlo de otra forma.
Esa otra forma queda plenamente evidenciada en Passagers, la nueva creación que han presentado durante la pasada temporada navideña de Teatros del Canal, en Madrid, y que, desde hoy y hasta el próximo domingo 22 de enero, podrá verse en el escenario del Teatro Arriaga, de Bilbao.
Dirigida por Shannon Carroll, una de las más ingeniosas y prósperas del staff de directores de la compañía, la obra se centra en las muchas sugerencias que genera un viaje. Los intérpretes van en tren mientras nos cuentan sus aventuras y paranoias personales, y cada parada sirve para el (a veces insólito) despliegue acrobático. Son excelentes en la ejecución y es mérito que cada uno tenga muchas habilidades y especialidades, aparte de la de bailar que la dominan todos. La pieza sabe ser un bloque compacto y no una cadena de números sueltos, gracias a una depurada dirección escénica que, sin lugar a equívocos, recurre a los modos de la danza para fluir sin pausa hasta el espectacular final, teniendo coreografiados, ensayados y estudiados hasta los cambios escénicos, siempre tan aparatosos en el circo.
La fórmula es la misma, que es ya seña de identidad de la compañía: el argumento se arma desde las vivencias, recuerdos y ocurrencias de los propios intérpretes. Passagers se coloca bastante por encima de la media pero carece de la profundidad humana y capacidad para conmover de propuestas anteriores de Carroll como la muy desquiciada Psy o la superlativa y difícilmente igualable Cuisine & Confessions.