CREA(C)TIVOS
Iratxe Ansa e Igor Bacovich estrenan mañana en el MUN Pamplona su nueva pieza ‘CreAcción’. En principio es el nuevo trabajo de su compañía Metamorphosis pero el proceso ha sido único y singular. Te contamos porqué…
Texto_OMAR KHAN Fotos_DANILO MORONI & JUAN CARLOS TOLEDO
Madrid, 05 de noviembre de 2021
Hay una historia relevante y paralela detrás de CreAcción, la coreografía que mañana estrenan en el Museo Universidad de Navarra (MUN), de Pamplona, Iratxe Ansa e Igor Bacovich, directores de la compañía madrileña Metamorphosis Dance, dentro del ciclo Danza en el Museo que adelanta la institución navarra. No se notará en el escenario y es lícito que así sea, pero los dos creadores han iniciado con esta pieza un proceso distinto al usual, un modo creativo que tiene algo de filantrópico y una buena dosis de originalidad.
CreAcción llega en un momento importante, en el que la creadora vasca Iratxe Ansa ha encadenado dos relevantes premios: el Nacional de Danza el año pasado y el Max a Mejor Intérprete hace apenas semanas, Bacovich ha sido galardonado en Italia, su país de origen, con el Premio Esfera de Oro a la Danza, y su compañía ha fijado residencia en Alcorcón, lo que proporciona cierta estabilidad. Así que cuando el MUN se interesó por estrenar su nueva pieza, vieron la oportunidad de, finalmente, hacer alianza con una institución y sacar adelante una idea que no era nueva en sus cabezas pero les había costado poner en práctica.
“Durante mucho tiempo hice trabajo social y siempre tuve necesidad de juntar las dos pasiones”, relata Bacovich, que hoy destaca como coreógrafo y bailarín, “pero no encontraba la manera de hacerlo. Hace seis o siete años hicimos unos primeros intentos en la Universidad Autónoma de México y también en la Universidad Javeriana, de Bogotá. Trabajamos la idea de involucrar en el proceso creativo a un grupo de gente que no viniera de la danza, personas que pudieran participar como co-creadores artísticos”.
La falta de tiempo con los grupos frustraron aquellos primeros intentos pero siguieron creyendo que era una manera, por un lado, de traer una inyección de creatividad a sus obras pero, al mismo tiempo, ofrecer a este grupo de espectadores la experiencia de vivir un proceso creativo, darles acceso a lo que nunca se ve cuando vas a un espectáculo y, lo más importante, hacerlos partícipes de verdad. No simples observadores.
Armaron su “grupo de trabajo”, como les gusta llamarle, principalmente entre estudiantes de distintas facultades de la UNAV. Y durante meses estuvieron viajando cada lunes a Pamplona para ir mostrando el trabajo que durante la semana iban montando en Alcorcón con los cinco bailarines a partir de lo surgido en cada reunión. No se trataba, como ocurre tantas veces con las actividades de socialización y formación de públicos, de un simulacro ni un ensayo. Querían que sintieran que era real, que comprendieran la responsabilidad que implicaba, que no era un ejercicio ni un juego. Que estaban dentro del proceso de una creación profesional de alto nivel.
Vivir el proceso
En el primer encuentro no trajeron ninguna idea preconcebida y durante el proceso las sugerencias que el grupo les lanzaba fueron configurando CreAcción. “Lo hemos tomado como algo muy serio y así se lo hicimos saber desde el principio: una cosa es la sensibilización y otra dirigir y montar una coreografía, pero entendieron lo que pretendíamos”, explica Ansa. “Cada lunes, en primera persona, veían los avances de la creación. Vieron y vivieron el proceso desde cerca y desde dentro. Comprendieron que en esto surgen necesidades prácticas que hay que resolver con soluciones creativas. Vieron surgir dificultades y ayudaron a resolverlas. Participaron en el nacimiento de una idea y han vivido el proceso que la ha convertido en una coreografía”.
Pudieron perfectamente encerrarse con sus bailarines a crear en Alcorcón (en la foto sobre estas líneas) y plantarse en Navarra para el estreno, que es lo que se hace, pero les movía la necesidad de crear nuevos públicos para la danza en nuestro país, de mostrar a una porción de audiencia lo que es, lo que implica y supone montar una coreografía. Hacer una contribución.
“Hemos sido generosos metiendo a gente ajena en nuestro proceso, pero es una manera de sensibilizar y hay una voluntad real de invitar a la gente a que participe, a que se haga co-creadora de nuestro trabajo. Al principio los notamos perdidos, como que no sabían muy bien qué pretendíamos pero fueron aprendiendo y creciendo, fueron viendo el progreso de la pieza y notamos poco a poco cómo todo empezaba a tener sentido para ellos”, relata Ansa, a lo que Bacovich agrega: “Nos dieron muchas ideas. Unas funcionaban mejor, otras peor. Había unas que parecían interesantes en principio y luego en la práctica se veía que no, y otras que de entrada parecían difíciles de encajar y terminaban siendo de mucha utilidad. La decisión final siempre fue nuestra y les hicimos entender que optar por una idea u otra nunca era nada personal”.
Mañana por la noche, después de la función, el “grupo de trabajo” se reunirá con el público. Explicarán cómo vivieron el proceso y, sobre todo, ofrecerán sus conclusiones sobre un experimento que el tándem Ansa-Bacovich aspira a que sea su metodología de trabajo en Metamorphosis.
Por lo demás, CreAcción es un paso al frente dentro de sus búsquedas con la compañía, una obra que conecta con la estética y el rigor de trabajos anteriores como Al desnudo o Elkarrizketa Ilunak, piezas de gran exigencia física y tremendo impacto visual que hoy son representativas de su propuesta escénica. “La nueva pieza hereda parte de nuestras investigaciones previas en creaciones anteriores. Hemos trabajado el dispositivo escénico como una instalación plástica, con vida propia” adelanta Bacovich que se muestra reticente a desvelar más aspectos de la nueva coreografía. Prefieren que la gente venga a verlos y saque sus propias conclusiones. Quién sabe, quizá algunos de los que aplauden hoy estarán mañana participando activamente en una nueva cre-acción.
