ABRAMOVIC & ULAY
El Museo de Arte Contemporáneo de Lyon organiza para septiembre una relevante exposición sobre el trabajo conjunto de los dos pioneros de la performance. Te lo contamos…
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 07 de agosto de 2021
En 1986, el Museo de Arte Contemporáneo de Lyon (macLYON), en Francia, fue uno de los últimos en programar el ciclo de performances Nightsea Crossing, que dieron fama y se convirtieron en las más significativas y extremas presentaciones en directo hechas por Marina Abramovic y Ulay, pioneros e impulsores del arte de la performance. En un momento como aquel, en el que los museos dudaban sobre la verdadera naturaleza de las artes vivas, la casa francesa apostó y adquirió la obra para su colección. No pudiéndose quedar con los artistas, cuyos cuerpos y acciones constituyen en sí mismos una obra necesariamente efímera, adquirieron en exclusiva toda la documentación posible (fotografías, grabaciones, objetos, testimonios) e hicieron su propio registro.
En 1999 montaron una primera exposición, a la que añadieron una obra muy significativa, The Lovers: The Great Wall walk (1988), que documenta la separación artística y sentimental de la pareja en la performance del fin, una última en la que los dos creadores partieron andando en direcciones opuestas de la Gran Muralla China y 90 días después, se reencontraron para decirse adiós de manera definitiva.
Ahora, después de la consagración internacional que supuso para Abramovic su mediática e impactante retrospectiva The Artist is Present, en el MoMa de Nueva York, en 2010, y tras la muerte de Ulay, en marzo del año pasado, el macLYOn vuelve a dedicar sus espacios a la pareja con la exposición Marina Abramovic & Ulay Collection: Performances 1976-1988, que estará programada del 15 de septiembre próximo hasta el 2 de enero de 2022.
Traspasando límites
El trabajo performativo de Abramovic & Ulay rebasa los límites, reta los convencionalismos físicos, morales y racionales pero más que las acciones extremas en sí mismas, lo que verdaderamente da sentido y dimensión a su performance es la impredecible reacción del público, generalmente colocado en disyuntivas incómodas, que van más allá de soportar ver el daño y aguante físicos que, con frecuencia, se hacen ambos creadores. Un buen ejemplo es Ponderablia (1977), en la que el visitante es obligado a pasar por el mínimo espacio dejado por los dos cuerpos desnudos de los artistas, que permanecen inmóviles mirándose el uno al otro. Necesariamente el espectador tendrá contacto físico con ambos cuerpos y ha de elegir si su cara rozará la de ella o la de él. Es un instante, pero supone vivir unos segundos de verdadera intimidad con los dos creadores.
Por aquel entonces, la obra de Abramovic & Ulay suponía desafíos y retos para la institución que les programaba pero también para el espectador que asistía a verles. En el fondo, abordaba temas que todavía hoy siguen siendo delicados, desafiantes o polémicos: la pareja, la cuestión de género, la conciencia corporal, la gestión del dolor físico, la exposición (real) al peligro, el instinto de maldad en nosotros o la noción del tiempo en el arte.
Amor performático
Marina Abramovic ((Belgrado, Serbia, antigua Yugoslavia, 1946) y Frank Uwe Laysiepren (apodado Ulay, Solingen, Alemania, 1943) se conocieron en Ámsterdam en 1976 y conectaron rápidamente en sus radicales concepciones sobre el cuerpo en exposición, una idea nueva y revolucionaria que sembró las bases de la performance e introdujo los preceptos de las artes vivas. Fueron creando distintas acciones a las que el espectador asistía como voyeur para verles durante mucho rato generalmente sentados el uno frente al otro silentes, concentrados, mirándose en larguísimas sesiones en las que, de manera intermitente, el uno gritaba en la cara del otro, se abofeteaban alternativamente o se entregaban a un beso continuo con filtros de tabaco en la nariz que impedían la respiración y hacían colapsar sus organismos.
Todos estos trabajos fueron reunidos en la exposición Nightsea Crossing, una colección de 22 performances, con la que emprendieron su gira internacional más relevante que les llevó a ciudades como Sidney, Chicago, Kassel o por supuesto, Lyon. Fue un triunfo para ambos creadores pero también para la performance, arte vivo que finalmente parecía encontrar su lugar en los museos.
Pero la de Abramovic & Ulay también fue una historia de amor. Muy intensa, no podía ser de otra manera. Fundieron vida y performance. Hicieron de su vida en común una performance, y de la performance una forma de vivir. Su primer trabajo conjunto fue una acción en la que sus cuerpos desnudos se perseguían y chocaban. La última, una extenuante caminata de 90 días. Se separaron y siguieron sus caminos, ella hacia arriba todo el tiempo, ascendió al éxito, a la cúspide, donde aún se mantiene como el icono de una forma de entender el arte. Él, una vida de artista modesto, regresando a la fotografía.
Vinieron luego los conflictos por los derechos de sus trabajos conjuntos. Pero parecieron perdonarse cuando él, como un espectador más, se sentó frente a ella en su performance de larga exposición The artist is present, del MoMa, en la que cada día ella se sentaba frente a una silla que era ocupada por cada espectador visitante durante un minuto en el que ambos cruzaban sus miradas. Ulay murió en Liubliana el 2 de marzo de 2020.
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