EL PIRINEO BAILA
Son ya 30 años de permanencia. Hasta el próximo domingo el Festival Dansàneu celebra sus tres décadas en los valles de Àneu. Allí hemos estado y así te lo contamos...
Texto: JORDI SORA i DOMENJÓ Fotos_JOAN BLANCO
Esterri d’Àneu, 30 de julio de 2021
Fundado en su día como escuela de verano en danza tradicional y liderado durante dos décadas por el pedagogo y bailarín Joan Serra, el Festival Dansàneu cumple treinta años. Desde el 2015 se ha transformado en el Festival de las Culturas del Pirineo y pone su atención en la creación contemporánea de música y danza, en conexión con el patrimonio natural, artístico e inmaterial de los valles de Àneu, en el noroeste catalán.
Una transformación en los objetivos fundacionales de ese encuentro, que ha sabido actualizar la manera de entender la fuerte vinculación que hay entre la creación actual y la tradición, a la par que los artistas la reivindicaban. El espectáculo inaugural de esta edición, protagonizado por Cesc Gelabert el pasado domingo 25 de julio, dio buena cuenta de esas conexiones, poniendo en valor la necesaria libertad para reinterpretar ese diálogo, como conocemos bien que ha desarrollado en su obra, acercándose a los boleros, el aurresku vasco o las sardanas, por poner algunos ejemplos.
Siempre ha habido en el festival espacio para la exhibición. Pero es desde hace unos años que se ha consolidado como tal y se ha abierto a todo tipo de público. Entre las novedades, el impulso de los denominados encuentros imposibles. Aquí actuaron juntos por primera vez Marco Mezquida y Sol Picó (2019) o se programaron en una misma sesión Quim Bigas y el grupo de world music Ialma (2018).
Este martes 27 de julio llegó el concierto de Maria del Mar Bonet y Borja Penalba. Compartieron tres canciones con la bailarina Núria Guiu (foto inferior), después de una breve introducción de la cantante mallorquina recordando su vinculación con la danza y Nacho Duato (1983), en la que bailaba Catherine Allard. Años más tarde ella enseñaba a Núria, cuando estaba en la joven compañía IT Dansa y así se cierra el círculo de la velada. Lo cierto es que en su movimiento se deja ver esa influencia, acostumbrados como nos tiene a un tipo de intervención más performativa. Su danza perdió discurso, pero ganó intensidad emocional. Conectó fácilmente con los músicos y se notó fluidez entre los tres. El público aplaudió entusiasmado ese maridaje, una experiencia que se está convirtiendo en un clásico de Dansàneu.
Nueva creación
Incentivar la nueva creación en relación con la cultura popular y tradicional, es otro de los ejes fundamentales del festival. En las últimas ediciones se ha prestado especial atención a la creadora Laia Santanach. Presentó en 2019 su pieza Àer en la que reflexionaba, desde la danza contemporánea y la música electrónica, sobre el origen y la ejecución del contrapaso, de origen religioso y carácter solemne, ejecutado originalmente solo por hombres. Por esta obra mereció diversos premios. Se espera con gran interés los próximos días el estreno de Tradere SP, versión de calle, la nueva pieza en la que trabaja y que gira alrededor de las tradiciones occidentales que exponen el cuerpo, poniéndolo en peligro por causa de las creencias, con el objetivo de crear comunidad y pertenencia a un colectivo.
El plato fuerte de 2021 ha sido el estreno que el Ballet Contemporani de Catalunya ha hecho el jueves pasado de su versión de Els focs de Sant Joan (Los fuegos de San Juan, en la foto superior) de Robert Gerhard y cuyo título original era Soirées de Barcelone. Sorprende el título original porque se basa en tradiciones pirenaicas, aunque tenía que haber sido estrenado por los Ballets Rusos de Montecarlo después de su encargo (1936-39). Se retratan las fallas del pueblo de Isil, celebradas desde tiempo inmemorial la noche del solsticio de verano, en la que los fallaires suben a una montaña cercana para regresar con grandes antorchas encendidas a la puesta del sol; tradición compartida por otros pueblos, también de Aragón, Andorra y algunas zonas de Francia y reconocida por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La composición coreográfica de Miquel G. Font pretende acercarse a esa festividad con la aparición de elementos propios de la cultura popular, como los cabezudos. Cinco bailarines: Nabar Jon Martínez, Maria Torrents, Emmanuel Dobby, Marta Otano y David Serrano; con música en directo al piano interpretada por Miquel Villalba. Se trata de un material coreográfico de gran calidad, una apuesta con algunos riesgos y un elenco comprometido.
Exactamente de la misma fuente, pero en otra reinterpretación, ha bebido la nueva creación del coreógrafo cordobés Antonio Ruz por encargo de la Fundación Juan March y el Teatre El Liceu, que tras su premier en Madrid se estrenará ahora en el importante recinto de Barcelona del 8 al 10 de octubre próximos.
Quedan unos pocos días de Dansàneu, que clausura este domingo 1 de agosto. Entre los espectáculos por venir destaca uno de circo de Carola Ortiz y la compañía Nilak; especial 30 años. Y una caminata artística y documental en directo que protagonizan estos días el bailarín Magí Serra y el músico Arnau Obiols, acompañados del creador audiovisual Pepe Camps. Trashumancia creativa.
