JON BOOGZ, EL ARTISTA QUE PONE HIP HOP A BLINDSPOTTING
La danza abundante de la serie estrenada recientemente por la plataforma Starzplay, la ha ideado este reputado coreógrafo de danza urbana. Nos lo cuenta…
Texto_BEGOÑA DONAT
Madrid, 21 de junio de 2021
Con su trabajo para la serie Blindspotting, el artista del movimiento Jon Boogz ha cerrado un círculo. Michael Jackson fue quien le motivó a dedicarse profesionalmente a la danza. De hecho, la columna vertebral de las coreografías de este creador contemporáneo se articula en tornoa las innovaciones que el cantante de Thriller y Bad incorporó al baile en los años ochenta y noventa. El rey del pop, a su vez, también se miró en otros artistas anteriores (como Bob Fosse) para crear y perfeccionar pasos icónicos desplegados en videos y directos como el moonwalk, el tornado, gravedad cero, puntas de pie o robot.
“Mis tíos me contaron que Jackson bebía de estilos como el popping, el animation, el strutting y el boogaloo. Con el tiempo, empecé a rastrear quiénes fueron los pioneros de aquellos movimientos y di con bailarines míticos como los Electric Boogaloos, MrAnimation, Black Messengers y The Black Resource”, enumera el artista estadounidense que hace pareja artística con Lil Buck, a quienes Move, la exitosa serie documental de Netflix dedica un capítulo completo.
Aquellas formas de improvisación ligadas al funk en los setenta procedían del Área de la Bahía de San Francisco, y Blindspotting se contextualiza, precisamente en el epicentro de esa eclosión de técnicas: la ciudad de Oakland, en California.
“Al incorporar mi ADN como bailarín a la serie, hemos sido muy fieles a la región donde se ambienta. Es muy loco pensar que Michael me guió hasta este linaje histórico del baile y yo he terminado incorporando movimientos distintivos del boogaloo y el popping dentro de mis coreografías para ser fiel a las raíces de la ciudad y el conjunto de los bailes urbanos”, se sorprende y alegra, genuinamente Boogz, que en el pasado ha trabajado para Mikhail Baryshnikov, Naomi Campbell, Gloria Estefan y Pharrell Williams.
Continuación vibrante y seriada
La serie en la que ahora debuta, ya disponible en nuestro país en la plataforma Starzplay, es una comedia que retoma la trama de la película homónima Blindspotting (Carlos López Estrada, 2018) seis meses después. Daveed Diggs y Rafael Casal firmaron y protagonizaron la cinta original, que giraba en torno a dos amigos de la infancia en la encrucijada racial y de clases de Oakland. La propuesta, dividida en ocho episodios de media hora, se centra ahora en el personaje de Ashley, cuya pareja desde hace 12 años y padre de su hijo es encarcelado. La inesperada situación fuerza a la protagonista a mudarse a casa de su suegra, interpretada por Helen Hunt.
Los creadores del largometraje repiten en la escritura y la producción ejecutiva de la serie, nutrida de vivificantes bailes y recitados de hip hop. En el aspecto coreográfico, Boogz ha trabajado al alimón con Lil Buck en secuencias que son proyecciones de las emociones de los personajes. “Lo que hemos construido va más allá de un despliegue de movimientos molones: intentamos plantear narrativas que tengan mayor poso que el simple entretenimiento”, defiende el artista.
La implicación de la pareja ha sido en tres niveles. Por un lado, han ayudado al elenco actoral a darle más enjundia a su expresión corporal en actos habituales. Por ejemplo, trabajaron junto a Helen Hunt su ritmo y su aplomo, cuando se arranca a bailar en la calle mientras escucha música en sus auriculares.
Por otro lado, hacen las veces de los antiguos coros griegos para intensificar o subrayar emociones que no se pueden expresar con palabras, como durante una visita a la cárcel, donde han traducido al movimiento el dolor que provoca la falta de contacto físico en los encuentros a través de un cristal. Y, por último, se les dio la oportunidad de brillar en secuencias en las que Boogz y Buckbailan frente a la cámara.
Hay un bailarín dentro de ti
“Hay actores que se sentían intimidados ante nuestra habilidades, pero les explicamos que llevamos años trabajando en esto y les ayudamos a encontrar la vulnerabilidad para expresarse desde su interior. El movimiento es primario. Hay un bailarín dentro de cada uno de nosotros. Esto no trata de destrezas, sino de comunicarse honestamente a través del movimiento”, distingue Boogz, quien ha encontrado en la serie una oportunidad para reivindicar el trabajo de bailarines y coreógrafos.
De hecho, la razón por la que la se autodefine como artista del movimiento reside en su convicción de que sus creaciones van más allá de la danza y se enmarcan en la justicia social.
“No sólo estamos bailando, hay una historia y una intención tras el movimiento. Creo firmemente que la danza puede resquebrajar barreras económicas y sociales”, comparte.
Boogz afirma que echa de menos la era de Fred Astaire, Gene Kelly y Gregory Hines, en la que los bailarines eran súper estrellas. “Con el tiempo nos hemos convertido en accesorios de otros artistas, en elementos secundarios. Así que siempre estoy intentando contar historias y aspiro a crear un movimiento renacentista para los lenguajes del movimiento, reclamando estar en la misma plataforma que cantantes y actores, aspirando al mismo nivel de respeto”.
