EXTRAORDINARIA GENTE CORRIENTE
Gustavo Ramírez estrenó anoche Soledad en el Festival Dansa València y nos conmovió con la humanidad de sus inusuales intérpretes. Te contamos la experiencia…
Texto_OMAR KHAN Foto_JOSÉ JORDÁN
Valencia, 18 de abril de 2021
Desde una estación de radio se emite el programa Estoy más solo que la una, donde nos acompaña la soledad. Una señora pide que le pongan la canción Hola soledad porque la acompaña cuando barre. Un chico joven responde al ser preguntado por su soledad con un silencioso, triste y solitario solo de danza. El locutor, argentino, aminora su soledad lejos de casa con el tango Volver. Todos juntos pero por separado bailan una conga. “Hay tantas soledades como personas”, se escucha…
Lo que tiene de entrañable y conmovedor Soledad, la nueva creación de Gustavo Ramírez Sansano para su Proyecto Titoyaya, viene de la autenticidad de las emociones de sus intérpretes. De la humanidad que brota de esta extraordinaria gente corriente que confió su sensibilidad y soledad no deseada al creador alicantino que, desde allí, orquestó un trabajo escénico que emocionó anoche al público en el Teatro Rialto, dentro del marco del Festival Dansa València que hoy culmina.
Soledad no es una coreografía al uso. Se trata de la segunda experiencia de danza inclusiva de Proyecto Titoyaya, que reunió a sus bailarines profesionales con un grupo heterogéneo de personas de diferentes edades, razas, culturas y procedencias, incluidas ancianas, jóvenes tutelados en proceso de emancipación, inmigrantes, en general gentes de la vida real, que se colocaron en manos del creador, que ha querido escenificar en colectivo sus respectivas soledades.
Bien sea en sus obras de elegante neoclásico o en sus propuestas narrativas, Ramìrez Sansano ha sido siempre un coreógrafo con un don especial para tocar el corazón de sus espectadores. Sabe cómo remover y sacudir nuestras sensibilidades. No es menos en su nuevo trabajo. Por el contrario, intensifica lo emocional en esta suerte de documental coreográfico, que hace artístico un proyecto social y nos regala humanidad en estado puro. La cálida, emocionada y merecida ovación del público fue elocuente de lo mucho que les había tocado.